Comunicación digital tras la pandemia: retos y nuevos escenarios

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Es un hecho indiscutible que la irrupción de la COVID-19 ha cambiado la forma de comunicar por parte de organizaciones y empresas, independientemente del target al que se dirijan y el formato que utilicen para ello.

El replanteamiento de estrategias, mensajes y formatos fue la tónica que prevaleció durante los primeros meses de pandemia, de cara a encajar el discurso en un nuevo escenario marcado por la incertidumbre. Sin duda, la cuestión reputacional se situaba en el centro de toda revisión estratégica por parte de las compañías. No era fácil tampoco situarse en un terreno “blanco”, cuando la pandemia estaba presente a todas horas. En la mayoría de las ocasiones, no significarse o pronunciarse, desde un punto de vista corporativo o de marca, implicaba pasar de perfil ante un hecho de gran magnitud, con el riesgo que ello podría suponer para la percepción positiva de los usuarios hacia las empresas.    

Y en todo este caldo de cultivo, existía una variable más a nivel de comunicación. Los formatos físicos para realizar ruedas de prensa, eventos, mesas redondas, desayunos informativos… no podían seguir existiendo de la manera en la que los conocíamos, por razones evidentes de seguridad frente al virus. Afortunadamente, la tecnología existente ya estaba lo suficientemente desarrollada para apostar por un formato digital que, si hasta ese momento había actuado como un complemento interesante y amplificador de los contenidos, ahora se revelaba como algo totalmente indispensable para hacer llegar nuestros mensajes a los públicos más relevantes para nosotros.

Llegados a este punto, es importante poner el foco en algo fundamental: la comunicación a través de formatos exclusivamente digitales no debería entenderse como algo aislado e independiente de lo que podríamos llamar “comunicación tradicional”, sino como un elemento necesario, complementario y enriquecedor que, innegablemente, ha experimentado una evolución cualitativa y cuantitativa en el último año y que, de cara a una era post-covid, ha traído consigo una serie de ventajas tanto para las entidades emisoras como para los usuarios receptores.

La democratización de la tecnología es una de las tendencias más interesantes y útiles para cualquiera que desee utilizar los medios digitales disponibles -cada vez más abundantes- para informarse de la actualidad o estar al día de las novedades en torno a un sector o tipo de producto concreto. El potencial de las redes sociales para hacer esto realidad, estrechando cada vez más el nexo entre empresas/organismos y consumidores/usuarios, se encuentra a años luz del que observábamos en los orígenes de estas plataformas, gracias a las actualizaciones de sus algoritmos, nuevos desarrollos centrados en difundir contenido audiovisual -tanto pre-grabado como en streaming-, cambios en la interfaz para garantizar una experiencia más usable…

Por otro lado, no podemos olvidar una variable que ha adquirido una importancia capital a raíz del aumento del tráfico web derivado de la pandemia: la protección de la privacidad a la hora de navegar. Este capítulo cada vez tiene más valor por parte de los usuarios, que se informan y se preocupan del uso que se hace de sus datos por parte de las páginas que visitan, por lo que es una materia que, cualquier compañía que desee llevar a cabo acciones de captación, debe tener muy presente si quiere tener éxito en ello, ganándose la confianza del consumidor.

Otra consecuencia directa de los cambios comunicacionales que ha traído la pandemia consiste en la exploración, por parte de empresas y consultoras, de nuevas formas de llegar a públicos que no eran tradicionalmente accesibles por vías digitales. Es muy interesante comprobar cómo, al igual que ocurre en el desarrollo de estrategias enfocadas al Business to Consumer o al Business to Business, esferas más ligadas al ámbito institucional también pueden ser abordadas dentro de un enfoque Business to Government, utilizando tácticas específicas dentro del entorno digitalpara fomentar debates y explorar vías de entendimiento, en lugares abiertos como Twitter y otros espacios similares. En este sentido, la tendencia consiste en avanzar hacia un servicio de Public Affairs 4.0, donde la interacción de calidad con públicos institucionales sea el objetivo prioritario. de cara a reforzar vínculos con ellos.

Y si hablamos de difusión y de conectar con nuestros públicos afines, no podemos dejar de mencionar el auge del fenómeno streaming y los webinars, que han encontrado en esta nueva era digital, un cultivo idóneo para echar raíces. Se trata de formatos más “manejables” a nivel de costes, versatilidad y tiempos de organización que los que veníamos observando en los eventos físicos más tradicionales, cuya facilidad de difusión de contenidos les sitúa como una de las opciones más interesantes para cualquier empresa o profesional que se plantee comunicar algo relevante, desde el lanzamiento de un nuevo producto hasta un encuentro entre dos o más líderes de opinión sobre un tema relevante para la marca/empresa que lo abandere.

Aun así, dependiendo del impacto que se desee generar, los eventos hoy en día pueden desarrollarse mediante un formato híbrido on/off de forma totalmente segura a través de tecnologías como la realidad aumentada, la recreación de escenarios virtuales que ofrecen entornos inmersivos, cuya tecnología poco a poco va haciéndose más accesible para cualquier empresa que desee apostar por formatos innovadores y realmente diferenciadores.

Finalmente, si hay un hecho a destacar este último año que ha demostrado la situación de la COVID-19, ha sido la necesidad de las empresas de apostar por la digitalización. Ante una imposibilidad de salir a la calle durante el confinamiento y debido a la restricción de horarios comerciales, los negocios que mejor parados han salido de esta situación tan adversa, han sido quienes estaban preparados para vender sus productos y servicios por internet.

Esta es la mayor lección que debemos aprender tras lo vivido durante la pandemia. No podemos ignorar el potencial que ofrece el entorno digital, tanto a nivel de comunicación como en un sentido más comercial, ni debemos descuidar nuestra presencia online, porque podría significar la diferencia entre estar considerado por nuestros públicos o, directamente, no estar.

Fdo: Jorge López Menés – Digital Manager en Lasker

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