La pandemia ha acelerado el proceso de digitalización de las empresas. Sin embargo, la mayoría (el 56,2%) se encuentra todavía en los niveles iniciales de su transformación. Solo el 10,8% ha llegado al grado de desarrollo más alto, según el primer informe Deep Digital Journey que ha publicado LLYC.
Para realizar este estudio, que se enmarca en el lanzamiento de la nueva unidad de DDB (Deep Digital Business) de la firma, se ha consultado a más de 200 ejecutivos de marketing y comunicación de grandes compañías pertenecientes a 16 sectores y 12 países de Europa y América.
El documento trata de descubrir en qué etapa se encuentran las empresas dentro del viaje que supone la transformación digital, que va más allá de la digitalización ya que implica un cambio cultural. Para ello, se establecen cuatro fases, desde la actividad mínima de la marca en el entorno digital hasta la evolución máxima que una compañía puede alcanzar en la automatización de sus procesos.
Las conclusiones
Aunque el 41% de los encuestados se percibe avanzado o experto, el informe arroja las siguientes conclusiones:
-El 34% de las empresas desarrolla prácticas propias del estado más inicial de la transformación digital (Digital Being).
-El 22,2% se ubica en el segundo nivel (Digital Optimization), afinando herramientas y procesos digitales.
-El 33% considera que está en un estado avanzado (Digital Data Driven), en el que se adaptan al entorno digital las actividades de sus diferentes áreas de negocio, así como procesos o plataformas.
-El 10,8% alcanza el grado más alto (Deep Digital) y opera ya con una visión de planificación y ejecución completamente digital.
Es decir, la mayoría de las compañías no ha llegado todavía a la mitad de su proceso de transformación digital. Por sectores hay grandes diferencias.
Turismo y Ocio (aerolíneas, plataformas de viaje o empresas de entretenimiento) es el mejor ubicado. Un 30% de las empresas encuestadas de ese segmento está en la fase más alta.
Tecnología y Telecomunicaciones y Consultoría y servicios legales, con casi un 20% siguen en la lista.
El sector público aparece como el más retrasado, con un 70% de las compañías en el estado más inicial de la transformación digital.
Otras conclusiones
Del informe se pueden extraer otros datos:
-El 57% de las empresas se enfocan más en ellas mismas que en las personas (clientes, empleados o stakeholders), cuando son los protagonistas de su negocio y la base de su éxito. La mayoría no tiene una estrategia people centered.
-Las empresas con un mayor grado de transformación digital generan más negocio a través de sus canales digitales: más del 70% de las compañías que se encuentran en la fase de Deep Digital ya genera más del 20% de los ingresos por esa vía.
-A pesar de que su papel es clave, el 73% de los equipos de marketing y comunicación no utiliza modelos de IA (Inteligencia Artificial) en sus comunicaciones o campañas.
El estudio concluye que las empresas e instituciones necesitan desplazar el foco de atención de ellas mismas hacia las personas para conectar con ellas. Además, deberían intensificar su viaje hacia un auténtico proceso cultural de transformación digital que implica el Deep Digital Journey para crecer en la generación de su negocio digital.
Solo las empresas que evolucionen en esa dirección estarán preparadas para este momentum digital y para anticiparse a su entorno.
“La verdadera transformación digital que implica el Deep Digital Journey está ligada a procesos complejos de transformación cultural y no solo a avances tecnológicos o a la digitalización de ciertas prácticas. Las empresas están haciendo un enorme esfuerzo para evolucionar y adaptarse a la disrupción digital, pero en el camino se encuentran con resistencias lógicas de un cambio que es más profundo y radical de lo que parece”, señala Adolfo Corujo, Chief Strategy and Innovation Officer de LLYC.
Por su parte, Ibo Sanz, Global Tech & Digital Strategy de LLYC, destaca: “Los departamentos de marketing y comunicación tienen un rol fundamental en el fenómeno de la transformación digital y en los avances en los procesos de digitalización. Su trabajo como responsables de la interacción entre las marcas y las personas que les importan los sitúan en el centro de la exposición de la disrupción provocada por las tecnologías exponenciales”.
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