EL ESPACIO MATINAL DE TELEMADRID CUMPLE 1.000 PROGRAMAS 

María Rey (‘120 minutos’): “En la tele subes y bajas con la misma velocidad”

“HEMOS CONSEGUIDO HACERNOS UN HUECO EN LAS MAÑANAS”, ASEGURA

Hablamos con María Rey, presentadora de ‘120 minutos’. El magacín de Telemadrid celebra 1.000 programas tras cuatro años de emisión. 

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Telemadrid está de celebración. Este jueves 120 minutos cumple 1.000 programas. Una cifra que alcanza tras cuatro años de emisión en los que ha cuadriplicado su audiencia. En sus inicios, allá por septiembre de 2018, Telemadrid promediaba un 2,5% de share en la franja de la mañana. Ahora, cuatro años más tarde, 120 minutos se ha convertido en un fijo de la parrilla de la cadena, cosechando una media del 9,9% de cuota de pantalla en lo que va de temporada.

María Rey (Vigo, 1967) tiene buena parte de culpa de ello. En 2018 aterrizó en Telemadrid tras 25 años en Antena 3. Desde entonces, al frente de 120 minutos, ha liderado las mañanas de la televisión autonómica plantando cara a matinales de ámbito nacional como El programa de Ana Rosa (Telecinco), Espejo Público (Antena 3) o La Hora de La 1 (TVE). Tras cuatro años en la autonómica madrileña, confiesa que está “sorprendida” por haber conseguido hacerse un hueco en la mañana.

‘120 minutos’ cumple 1.000 programas. ¿Qué balance haces de estos cuatro años?

Hay una mezcla entre satisfacción y sorpresa porque hoy en día la tele quema muy rápido los productos. Los rentabiliza o no en cuestión de días. A veces, un programa que se anuncia a bombo y platillo no pasa de la segunda semana. Es verdad que en una televisión autonómica o pequeña no tienes ese nivel de presión. De hecho, si no nos hubieran dado un voto de confianza nos habríamos ido el primer mes porque empezamos muy bajos.

La mañana en Telemadrid apenas existía y el objetivo era hacerse un hueco con esa competencia tan fuerte. La mañana es muy potente en todas las teles y tienen gente de primer nivel con muchos más medios que nosotros. La idea era encontrar un hueco ahí y que Telemadrid tuviera algo que aportar. Sobre todo, el punto de vista más cercano o más local a la población de Madrid.

Era entrar y encontrar una silla, y si luego con el tiempo esa silla se acerca a las primeras filas y te ha dado la opción de formar parte de la oferta mañanera con unas audiencias muy respetables, pues mira. Estamos sorprendidos por haberlo conseguido, pero también muy contentos. Es un trabajo de equipo, de gente que trabaja mucho porque la mañana es intensísima. Al final ha lucido porque estamos viendo que nos ha compensado.

¿Cuáles crees que son las claves del éxito del programa?

Hemos intentado, y hasta cierto punto conseguido, algo fundamental que es encontrar un lenguaje propio. Saber cómo dirigirte a los ciudadanos diciéndoles los que está pasando alrededor. Yo se lo voy a contar de la manera que a usted le afecta más. Los debates políticos a veces nos ocupan a los periodistas muchísimas horas, pero son muy ajenos a lo que la gente le inquieta. Hay que pasar por ellos porque no se pueden pasar por alto, pero si no son realmente relevantes tampoco te puedes perder ahí.

Nosotros queríamos acercarnos mucho más a los problemas de las salas de estar y alejarnos de la política de salón. Hemos intentado acercar ese lenguaje y que tuviera unos códigos de conducta muy respetuosos con todo el mundo. Que se puedan escuchar todo tipo de opiniones, pero que nadie pueda sentirse ofendido, maltratado… Cuando alguien se enfada es un fracaso. A lo mejor ese momento te da un pico de audiencia, pero eso no es para estar contento porque tienes que conseguir mantener ese equilibrio en el que se contrasten opiniones, pero siempre desde el respeto a la audiencia.

Nuestro mejor valor es saber que nos debemos a los ciudadanos madrileños. Esta tele es suya porque son ellos los que la mantienen con sus impuestos, es dinero público. Por eso, respeto máximo por cómo lo gastas y como te diriges a ellos. En la tele se sube y se baja con la misma velocidad. Así que, mantengamos los pies en el suelo y hagamos un producto que sea útil.

Desde que Telemadrid estrenó ‘120 minutos’ habéis cuadriplicado la audiencia del programa. ¿Eres de las que miran los datos por la mañana o no le das demasiada importancia?

Yo no lo miro, primero por una cuestión de salud mental. Pero tengo que saberlo, es mi obligación. Entonces, espero a que alguien lo vea, que es el director, y nos lo comunique. A partir de ahí hacemos una lectura de por qué esto sí y por qué esto no. Pero no quiero que eso me condicione tanto como para cambiarme el estado de ánimo y la forma de afrontar el programa de ese día.

Es igual de importante el día que tienes un 5 que el que tienes un 15. No puedes pensar que el día del 5 te puedes relajar porque, total, no nos ve nadie… Y tampoco puedes pensar que el día que tienes un 15 ya tienes el territorio ganado, y por tanto puedes ir a hacer tranquilamente lo que quieras. No es así porque las audiencias en televisiones autonómicas son mucho más sensibles y volubles. Puede haber cualquier incidencia familiar que altere el dato del día siguiente. Entonces, hay que tomarlo con relativa calma.

¿Cómo surgió la idea del programa? ¿Contactó contigo Telemadrid específicamente para ofrecerte ser la presentadora?

Acababa de salir de Antena 3 y estaba a punto de entrar en una empresa; apareció un ex compañero de Antena 3, Jon Ariztimuño, y me convenció para ir a Telemadrid a probar. No tenía la seguridad de poder hacerlo, pero de repente me vi de nuevo en otra rueda y en otra empresa… Cuando llevas tanto tiempo en una empresa tienes la sensación de que en cualquier momento empiezan a buscar el estante de los objetos pasados de moda. Es mejor irte y tomar las riendas de tu carrera.

Vives constantemente pegada a la actualidad regional y nacional, ¿es difícil desconectar?

Bueno, nunca desconectas del todo. Al final los periodistas estamos en el mundo de una manera periodística. No escuchas una conversación de una manera normal, como una conversación más. Estás también viendo titulares o posibles reportajes. Tienes una curiosidad especial, una forma de estar en el mundo. Creo que eso va innato en el periodista. Es lo que nos alimenta el día a día.

¿Cómo fue informar sobre la pandemia? ¿Qué fue lo más difícil de aquellos primeros meses conviviendo con la Covid?

 Fue una experiencia extraña y al mismo tiempo extraordinaria desde el punto de vista profesional. El saber que de repente el mundo se para y que solo hay unas cuantas actividades que se mantienen… Lo que nosotros podíamos hacer o aportar podía ser esencial para la tranquilidad de algunas personas. El enfoque fue pensar que íbamos a estar aquí para acompañar e informar a los espectadores. Les trasladamos e intentamos evitarles cualquier angustia basada en falsas informaciones o bulos que circulaban por ahí.

Más que nunca, el rigor del periodismo clásico se puso en evidencia. Fue la manera de demostrar que el periodismo es útil y necesario. Las televisiones públicas tenían un papel que jugar y en el programa nos jugábamos mucho. Muchas veces los periodistas somos muy cuestionados como oficio o como grupo profesional y creo que demostramos que podíamos hacer algo útil para los ciudadanos.

Ha sido muy chocante vivir una pandemia y acompañar a los ciudadanos en ese proceso… Creo que ha servido para organizar nuestras prioridades personales. Llegué a ese verano con un agotamiento físico y psíquico brutal. Pero al mismo tiempo creo que ha sido un privilegio que me pillara ejerciendo porque podría haberme cogido en otro lugar o en el paro.

María Rey, presentadora de ‘120 minutos’ – Telemadrid

¿Crees que, como consecuencia de la vorágine informativa de la pandemia, los ciudadanos confían menos en los medios de comunicación?

Yo creo que no. No tengo esa sensación, pero a lo mejor soy yo la que está completamente equivocada. Tengo la sensación de que hemos hecho, en general, un gran esfuerzo por ser útil. Hay gente que ha hecho chapuzas, pero porque hay gente que hace chapuzas siempre. Da igual que esté informando sobre la pandemia o sobre la final de Eurovisión.

Había mucha gente que estaba en su casa viviendo aquello muy sola. Si no ponían la tele o la radio, no oían a nadie. Establecer un diálogo con el que estaba al otro lado de la pantalla era el reto de cada día. Estar y acompañar fue bueno para el oficio. Creo que la gente sí percibió que podíamos ser útiles. Creo que nuestros errores como periodistas tienen mucho que ver con arrimarnos demasiado al ejercicio político. Cuando uno reduce el lenguaje a lo anecdótico o demagógico y el otro hace exactamente lo mismo, nos metemos en un punto de mediocridad innecesario.

Hace poco hablaba con Mercedes Milá sobre sus entrevistas más complicadas. Ella destacaba que es especialmente difícil gestionar una entrevista cuando alguien se pone “de morros”. ¿Recuerdas algún político al que te haya sido especialmente difícil entrevistar por su forma de responder o por su carácter?

Bueno, no te pasa solo con políticos, te puede pasar con cualquiera. Me ha pasado muchas veces que alguien interprete mal una pregunta y se te ponga a la defensiva. Con los políticos, cuando les entrevistas para decir lo que ellos quieren, bien, pero cuando tú les estás planteando un tema que a lo mejor les está señalando y no cuentan con ello se enfadan más. Además, ellos consideran que en las televisiones públicas tienen derechos adquiridos por el hecho de tener representación.

Pero bueno, en general no tengo malas experiencias en el día a día. Por ejemplo, Esperanza Aguirre es una persona que se enfurruña a veces y en alguna ocasión me ha soltado alguna “fresca”. Pero aun así, siempre termina bien. Con Monedero también me ha pasado alguna vez que se ha puesto un poco enfadado… Pero tampoco hasta el extremo de que alguien se largue. Afortunadamente no lo he vivido ni quiero vivirlo porque creo que ese espectáculo no ayuda a nadie. En ese momento puede dar mucho que hablar, pero al día siguiente la gente tendrá peor percepción de ti y del entrevistado.

Estuviste durante 25 años trabajando en Antena 3. ¿Qué fue lo que motivó tu salida?

Bueno, fue un cúmulo de cosas. Empecé presentando en pantalla, después quise pasar a hacer política porque en aquel momento me dejaban elegir. Durante esos años viví una experiencia extraordinaria y un momento de cambio profundo e interesantísimo. Y tiempo después me dijeron que volviera a presentar, pero aquello no era exactamente lo que buscaba.

A partir de ahí empecé a dar vueltas y a pensar que las segundas partes no suele ser buenas. Cuando llevas 20 años en el Congreso, la segunda parte puede ser complicada. Empecé a tener la sensación de que se había cerrado un ciclo. Fue una decisión personal, completamente reflexionada y muy consultada con gente de la que me fio mucho.

Estaba en un momento de edad muy importante porque cuando te acercas a los 50 empiezas a ver las cosas con otra perspectiva. Empiezas a pensar qué quiero hacer, cómo me veo y cómo quiero que me vean. ¿Cómo te van a ver en una empresa en la que llevas 25 años? Pues probablemente como un mueble viejo y astillado, entonces tenía ganas de que alguien volviera a sacarme brillo, de que alguien quisiera contar conmigo. Por eso decidí cerrar ese ciclo y abrir una nueva etapa.

Yo me fui con la intención de hacer otras cosas que no tenían nada que ver con medios. Estaba en ese proceso, a punto de entrar en una empresa, cuando apareció un ex compañero de Antena 3, Jon Ariztimuño, y me convenció para ir a Telemadrid a probar. No tenía la seguridad de poder hacerlo, pero de repente me vi de nuevo en otra rueda y en otra empresa… Pero ya no soy el mueble viejo.

Yo quería tomar decisiones. Era un buen momento y encontramos el camino. Antena 3 seguirá siendo mi casa siempre pero yo ya cerré ese ciclo y nunca miré atrás. No tengo nostalgia de esa etapa y creo que fue la mejor decisión que pude tomar en ese momento. Yo quería tomar decisiones. Era un buen momento y encontramos el camino. Antena 3 seguirá siendo mi casa siempre pero yo ya cerré ese ciclo y nunca miré atrás. No tengo nostalgia de esa etapa. Y creo que fue la mejor decisión que pude tomar en ese momento.

¿Tienes algún proyecto de cara al futuro inmediato, algún reto que quieras afrontar dentro de la profesión?

La pandemia me ha reorganizado la cabeza y ahora sé que mis proyectos no van más allá de dos años. Siendo realista, hacer proyectos a largo plazo en esta profesión tan cambiante es complicado. Creo que lo más importante ahora es conseguir que este programa siga ahí y permanezca estable el tiempo que pueda. Y luego, intentar tener un trabajo que me guste en el futuro, que tenga relación con la comunicación, pero no necesariamente con los medios…

Tener mayor disponibilidad para hacer cosas o pasar más tiempo en Galicia y disfrutar más de algunas cosas de la vida como tener tiempo para escribir. Pero bueno, yo pienso en este curso. A finales de julio habré cerrado otra temporada y a ver cómo arrancamos la siguiente. Prefiero ser cauta. Para qué te vas a complicar y sufrir antes de tiempo.

Seguiremos Informando…

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