Laura Barrachina Martín (Madrid, 1982) dirige y presenta El Ojo Crítico de RNE desde septiembre de 2020. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, se especializó en radio a través del máster de RNE, a la que está vinculada desde 2006.
Un año después pasó a ser subdirectora del programa que hoy conduce. Desde entonces ha estado vinculada a El Ojo Crítico durante varias etapas. También ha trabajado como redactora de informativos de RNE y en Radio 3. En la cadena musical creó Efecto Doppler y La hora del bocadillo, un espacio dedicado al cómic y la ilustración.
Ahora está centrada en El Ojo Crítico, que acaba de cumplir 40 años de emisión. Cuatro décadas de radio compartida con los miles de oyentes que, de lunes a viernes, sintonizan RNE para estar al día de la oferta cultural nacional e internacional.
40 años de El ojo crítico. ¿Qué se siente al celebrar este aniversario siendola directora de un formato tan emblemático?
Una enorme responsabilidad, aunque bastante parecida a la que siento cada día cuando soy consciente del trabajo que han hecho tantas personas antes que yo para cuidar este valioso programa y hacerlo durar cuatro décadas.
Vais a hacer un especial el próximo martes 14 en el Círculo de Bellas Artes. ¿En qué va a consistir? ¿Con qué invitados vais a contar?
Va a ser un programa y una fiesta, un encuentro entre creadores que han marcado la cultura de estas décadas, como Antonio Muñoz Molina, de cuya carrera se ha dado cuenta en el programa a lo largo de su historia, como jóvenes que han visto su trabajo impulsado por El Ojo Crítico como Soleá Morente que recibió nuestro premio de música moderna justo diez años después de que su padre Enrique lo recibiera por toda su trayectoria. También estará Juan Mayorga, ahora premio Princesa de Asturias de las Letras, pero uno de nuestros primeros premios El Ojo Crítico de teatro. Y, sobre todo, queremos contar con los oyentes que nos están contando historias maravillosas sobre su relación con este programa y que nos recuerdan el objetivo para el que nació.
Tengo entendido que has estado al frente de El Ojo Crítico durante dos etapas diferentes. ¿Qué recuerdas de tus comienzos?
Yo entré en 2006 como becaria en la redacción de Cultura de RNE que hace posible El Ojo Crítico y al año siguiente fui subdirectora del programa, desde entonces he estado vinculada en muchas etapas, junto a Jordi Barcia o Manu Martínez o en los últimos años con Miguel Angel Hoyos.
Lo que recuerdo de los comienzos era el miedo a no estar a la altura del mito de El Ojo Crítico, pero también las ganas de aportar algo de los ámbitos que a mí me interesaban y que estaban menos representados: el cómic y la música.
¿De dónde te viene esta pasión por la cultura? ¿Querías orientar tu carrera profesional por esta rama del periodismo?
Yo siempre he querido ser corresponsal, lo que me interesó siempre fue la información internacional, pero yo leía, escuchaba música, me gustaba escribir, el cine… para mí eso era una afición, era algo mío, nunca pensé que al final iba a dedicarme a divulgarlo, simplemente acabó pasando.
El Ojo Crítico ha sido y es un referente cultural para miles de personas. ¿Qué crees que lo hace diferente a otros espacios?
El respeto a los oyentes y a los creadores que los directores del programa nos pasamos como un testigo, creo que todos sabemos que estamos al mando de una preciosa casa y la cuidamos con toda el alma y lo mismo pasa con los redactores, somos la radio pública y sabemos que trabajamos para los oyentes, para cada uno de ellos, para los que les gusta la danza, la música clásica, la poesía… y les abrimos la puerta a todos y eso no pasa en otros espacios.
¿Crees que la cultura se ha devaluado institucionalmente? ¿Se trata a la cultura como una cuestión menor?
Yo últimamente siento todo lo contrario en RNE, todos los editores de nuestros informativos, desde Iñigo Alfonso, pasando por Sandra Urdin, hasta Josep Cuní valoran la información cultural y hasta la privilegian en sus espacios porque saben que eso realmente construye sociedad y enriquece a los ciudadanos, también lo noto en representantes políticos que van al cine, al teatro y lo divulgan y no lo hacen solo por propaganda sino porque se han dado cuenta de lo que nos pasa a todos: que tras un mal día una canción puede arreglarlo.
A lo largo de tu trayectoria, ¿qué entrevista recuerdas con más cariño o cuál ha sido la que más ilusión te ha hecho hacer?
Son muchas, al final. He entrevistado a ídolos para mí como Quique González, Pedro Almodóvar, Carlos Saura, Rosa Montero, Jorge Drexler o José Sacristán… y me quedo con pedacitos de cada una, pero, la verdad, lo más alucinante de los últimos años fue hablar con Quentin Tarantino por teléfono desde su casa de Los Angeles en inglés durante media hora. La única condición fue que no quería usar zoom ni nada raro, que él llamaría a la hora acordada al teléfono que le dierámos y sucedió, llamó y tuvimos una conversación tranquila y me sentí así todo el rato, hablando con un tío encantador, divertido y seguramente la persona que más sabe de cine del universo.
¿Te ha decepcionado algún invitado del que tuvieras una buena impresión previa?
Sí, pero pocas veces, de hecho solo me viene una persona a la cabeza, una actriz y cantante sobre la que todo el mundo tenía muy mala opinión y a la que yo defendía… hasta que la entrevisté. Quizá tenía un mal día.
¿Qué futuro le auguras a El Ojo Crítico? ¿Ves al programa cumpliendo otros 40 años?
Un futuro buenísimo, por supuesto, aunque lo haga una inteligencia artificial, pero tiene futuro porque ya fue audaz crear un programa tan específico, de contenidos culturales, que es algo que hoy en día se ha demostrado que es lo interesante, programas específicos, que aporten algo diferente, que puedas escuchar en cualquier momento y eso es El Ojo Crítico. La cultura y la creatividad siempre pervivirán, siempre habrá que dar cuenta de una nueva canción o un nuevo libro, suene como suene, lo escriba una máquina o una persona.
Y profesionalmente, ¿te ves muchos años más dirigiendo el programa?
Eso no me toca a mí decidirlo, como no decidí yo dirigirlo, pero mientras me lo pase tan bien haciéndolo como lo hago ahora estaré encantada de seguir donde estoy.
Seguiremos Informando…
