Repsol consigue un resultado neto de 4.251 millones de euros en 2022 e inversiones históricas en 2023

Josu Jon Imaz, Consejero Delegado de Repsol: “Somos conscientes de nuestra labor como servicio esencial para la sociedad. Para nosotros, siempre es prioritario cumplir con esa responsabilidad, que emerge con más importancia, si cabe, en momentos complicados como los que hemos vivido en los últimos años. En 2022, nos esforzamos en garantizar el suministro, reducir el impacto de la crisis energética en nuestros clientes e invertir en el futuro industrial de España, a la vez que continuamos potenciando nuestro perfil como compañía multienergética y avanzando en la descarbonización”.

Publicidad

En un ejercicio 2022 marcado por la incertidumbre, la volatilidad y complejas dinámicas de mercado derivadas de la invasión de Ucrania, Repsol obtuvo un resultado neto de 4.251 millones de euros, de los que cerca del 64% procedieron del negocio internacional. Los beneficios anotados en 2021 y 2022 (6.750 millones de euros) aún no permiten compensar las pérdidas de los ejercicios 2019 y 2020 (7.105 millones de euros).


La coyuntura internacional provocó que se tensionaran los precios de las materias primas y que la seguridad de suministro energético se situase como una de las principales prioridades en Europa. El modelo de negocio integrado y el Plan Estratégico 2021-2025 fueron fundamentales para que la compañía lograse un desempeño positivo en este entorno, al mismo tiempo que impulsaba su transformación y consolidaba su perfil multienergético, con el objetivo de ser cero emisiones netas en el año 2050.

La guerra y las consiguientes sanciones impuestas a Rusia por la Unión Europea tuvieron un impacto directo en los mercados energéticos del continente, muy dependientes de los hidrocarburos rusos. Los precios del gas y, posteriormente, del crudo, se incrementaron de manera abrupta durante el primer semestre de 2022, acentuando su aumento según se fueron anunciando sanciones a Rusia. El crudo se acercó entonces a 140 dólares por barril, niveles máximos desde el año 2008.


En la segunda mitad del ejercicio, el temor a una recesión económica global y la caída de la demanda cambiaron la tendencia y se produjo un desplome de precios, con cotizaciones del Brent por debajo de 80 dólares por barril en el mes de diciembre. Con todo ello, la media del crudo Brent para el año fue de 101 dólares por barril. Por su parte, el gas Henry Hub cerró el ejercicio a una media de 6,6 dólares por MBtu, muy por encima del promedio de 2021, que fue de 3,9 dólares por MBtu.

Ante esta compleja coyuntura, en el año 2022, Repsol reforzó su contribución como servicio esencial para la sociedad con el incremento de sus inventarios en más de 2.000 millones de euros para garantizar el suministro al mercado nacional y la operatividad de las refinerías.


Adicionalmente, consciente de la situación económica que atraviesa el país y sus ciudadanos, Repsol realizó un esfuerzo relevante para paliar los efectos que la volatilidad en los precios internacionales de los combustibles pudiera tener en los consumidores. Para ello, el pasado ejercicio la compañía destinó más de 500 millones de euros a descuentos adicionales en combustibles en sus estaciones de servicio en España, que se sumaron a la bonificación estatal puesta en marcha entre el 1 de abril y el 31 de
diciembre de 2022. La compañía, la primera del mercado en implantar esta medida, fue también pionera en confirmar que, dada la compleja situación económica que sigue atravesando España, continuará ofreciendo descuentos extraordinarios hasta el 31 de marzo del presente año.

Inversiones para transformar la industria española

El compromiso de Repsol con la transición energética fue también evidente durante 2022, con la puesta en marcha de diversos proyectos orientados a profundizar en su descarbonización y transformación. La importancia de establecer un modelo que permita la sostenibilidad futura de la industria, pilar estratégico para la compañía, quedó patente el pasado ejercicio en un momento de gran incertidumbre, ya que esta actividad, además de ser una sólida fuente de empleo (200.000 familias dependen directamente del sector del refino en España), refuerza la independencia energética del país.

El compromiso de Repsol con la transición energética fue también evidente durante 2022, con la puesta en marcha de diversos proyectos orientados a profundizar en su descarbonización y transformación. La importancia de establecer un modelo que permita la sostenibilidad futura de la industria, pilar estratégico para la compañía, quedó patente el pasado ejercicio en un momento de gran incertidumbre, ya que esta actividad, además de ser una sólida fuente de empleo (200.000 familias dependen directamente del sector del refino en España), refuerza la independencia energética del país.

En 2022, Repsol invirtió 4.182 millones de euros para avanzar en la transformación de su actividad, un 40% más que el año anterior. La mayor parte de esta cantidad se empleó en proyectos en la Península Ibérica y Estados Unidos. En concreto, la compañía invirtió en España 1.400 millones de euros durante el ejercicio. Para impulsar su perfil multienergético, Repsol tiene previsto realizar una inversión orgánica histórica, de más de 5.000 millones de euros, en 2023. El 35% de estas inversiones se asignarán a proyectos bajos en carbono, lo que refuerza su carácter transformador.


En línea con su objetivo de ser cero emisiones netas, el 35% de las inversiones totales contempladas en el Plan Estratégico 2021-2025 se dedicarán también a proyectos bajos en carbono, cifra que aumentará hasta el 45% en 2030.

La transformación de sus grandes centros industriales, seis de ellos en la Península Ibérica, concentra una parte relevante de las inversiones. Estos polos generan una importante actividad económica y, gracias a la histórica solidez del proyecto industrial de Repsol, siguen siendo pieza indispensable para la generación de empleo, en claro contraste con el escenario europeo, donde se han cerrado 24 refinerías en los últimos 15 años. En 2023, Repsol seguirá dando pasos para asegurar el futuro de sus centros
industriales, con hitos como la puesta en marcha en Cartagena de la primera planta de biocombustibles avanzados de España, a la que destinará un total de 200 millones de euros.

La apuesta de Repsol por invertir en el futuro de la industria en España ha sido constante, incluso en momentos como los años 2020 y 2021, cuando la crisis de la COVID afectó profundamente al refino y este arrojó un resultado negativo de 612 millones de euros. En concreto, ha realizado inversiones en las instalaciones industriales que rondan una media de 1.000 millones de euros anuales desde 2008 y que le han permitido optimizar la utilización de sus activos, mejorar su eficiencia y su flexibilidad, como demuestra el hecho de que hayan reducido su consumo de gas en más de un 50% respecto al habitual de periodos precedentes.

Todo ello contribuyó a que, durante el pasado ejercicio, Repsol pudiese dar una mejor respuesta a las tensiones en los mercados de combustibles derivadas de la guerra de Ucrania, garantizando el suministro en un entorno tan poco predecible como el actual.


La situación del negocio industrial, fruto de la regulación europea, llevó a la compañía a realizar nuevos ajustes por deterioro en el valor contable de sus activos, principalmente, de sus refinerías, cuya rentabilidad y competitividad a largo plazo quedarían impactadas si no se corrigen aspectos que están lastrando al sector en Europa, como la inseguridad del entorno de negocio y la presión regulatoria y fiscal. Estas provisiones suponen la mayor parte de los resultados específicos del periodo, que se situaron en -2.485 millones de euros.


La actividad desarrollada en todo el mundo por Repsol derivó en la mayor contribución fiscal de la historia de la compañía, superior a 17.000 millones de euros para el conjunto del ejercicio, de los cuales más del 70% se pagaron en España. Repsol es la empresa del Ibex 35 que más impuestos paga en el país.

El poder adquisitivo de los trabajadores, garantizado

Además de invertir para asegurar el futuro de la industria y el de quienes trabajan en ella, en 2022 Repsol llevó a cabo distintas acciones orientadas a garantizar el empleo y el mantenimiento del poder adquisitivo de las personas que forman parte de la compañía, con incrementos salariales y reconocimientos extraordinarios. Entre los años 2020 y 2022, Repsol incrementó su plantilla en España en un 5%.

En España, la compañía ha asegurado el mantenimiento del poder adquisitivo de sus empleados, consensuando con los sindicatos un nuevo Acuerdo Marco, que permite garantizar la sostenibilidad del empleo industrial, la competitividad retributiva y nuevas fórmulas de teletrabajo, lo que la mantienen como un referente en este ámbito.

Dicho acuerdo, referenciado a la inflación, ha supuesto que en el año 2022 se revisaran los salarios con efecto 1 enero de 2021. El nuevo convenio cubre un periodo amplio que asegura el mantenimiento del poder adquisitivo de los profesionales de Repsol hasta finales de 2024. El cierre de este acuerdo, unido a otras medidas extraordinarias para todos los colectivos, tuvo como efecto un incremento del 9,4% de la remuneración media de los empleados de la compañía en el año 2022. Además, el buen desempeño
durante el ejercicio tendrá un impacto positivo adicional en la retribución variable de aquellos empleados que tienen esta parte de su remuneración ligada a los resultados de la compañía.

Aumenta la retribución a los accionistas

La generación de caja durante el ejercicio también permitió que la compañía anunciase un incremento de la retribución para los accionistas, que se mantiene entre las más atractivas del sector y del Ibex 35, lo que beneficiará a más de 520.000 inversores, la inmensa mayoría de ellos minoritarios y localizados en España.


La remuneración en efectivo aumentará un 11% en 2023, hasta los 0,70 euros brutos por acción, con lo que se adelanta el objetivo previsto en el Plan Estratégico para el año 2024. Para ello, se incrementó hasta 0,35 euros brutos por acción el pago en efectivo distribuido a los accionistas el pasado mes de enero, a lo que se sumará un pago complementario de otros 0,35 euros brutos por acción tras su aprobación por parte de la Junta General Ordinaria de Accionistas de este año.

Adicionalmente, Repsol anticipó en tres años su objetivo de recompra y amortización de acciones, al alcanzar a finales de 2022 los 200 millones de títulos amortizados, cantidad inicialmente prevista para todo el periodo 2021-2025.

En esta misma línea, el Consejo de Administración de Repsol ha acordado implementar en 2023 un nuevo programa de recompra de acciones propias por un máximo de 35 millones de títulos y proponer a la próxima Junta General una reducción de capital mediante la amortización de 50 millones de acciones propias.


La deuda neta se redujo un 61% durante 2022, hasta 2.256 millones de euros. La liquidez se incrementó hasta 12.022 millones de euros, suficiente para cubrir cuatro veces los vencimientos de deuda bruta a corto plazo.

Declaraciones de Josu Jon Imaz, Consejero Delegado de Repsol

“La transición energética que están haciendo Europa y España debería ser una transición menos ideológica y más tecnológica; una transición que aborde cómo ser más sostenibles, pero también, cómo garantizar el suministro energético y una energía más barata y competitiva para los ciudadanos y empresas”.


“Los altos precios energéticos que pagamos hoy no son solo consecuencia de la guerra de Ucrania. La escasez de productos energéticos ya existía antes. En Europa somos altamente dependientes de las importaciones porque los reguladores han preferido olvidar la necesidad de invertir en petróleo y gas y, también, en capacidad de refino”.


“Los precios energéticos se incrementan porque la demanda sube, a la vez que, contrario a lo que dictaría la lógica, se imponen dificultades a la producción de algunos productos energéticos. Los precios altos no son ‘caídos del cielo’, son consecuencia de las incorrectas decisiones adoptadas en Europa”.

“Vamos a destinar más de 5.000 millones de euros a inversión orgánica este año 2023, la mayor cifra de nuestra historia en este aspecto. El 35% de estas inversiones se asignará a proyectos bajos en carbono”.


“Considerar extraordinario un beneficio que se obtiene de un gran esfuerzo inversor y penalizarlo frente al que se dedica a importar productos de otros continentes sin crear un solo empleo industrial, es, además de injusto, incomprensible y perjudicial para la economía española”.


“El debate social sobre los beneficios empresariales hay que ponerlo en contexto. Los mensajes populistas solo sirven para dificultar la actividad empresarial, provocar desconfianza en los inversores, reducir la inversión y la actividad económica, disminuir la recaudación de impuestos y poner en riesgo el empleo industrial. Frente a estos mensajes, Repsol apuesta por un camino de responsabilidad con la sociedad”.

Seguiremos informando…

Publicidad
Publicidad
Salir de la versión móvil