Ya hay apuestas sobre quién dará los mejores cafés y los mejores croissants. Hay ‘overbooking’ de desayunos informativos en Madrid y, como dice el refrán, éramos pocos y parió la abuela. A las convocatorias del Nueva Economía Fórum o de los de Europa Press se suma ahora los del Ateneo de Madrid, venerable institución madrileña que quiere mantener su propia agenda y, de paso, acrecentar la proyección de su presidente, el conocido tertuliano y asesor de izquierdas Luis Arroyo.
Pero Arroyo, como sabrán los lectores de PRNoticias, no es sólo un presidente del Ateneo. El experto en comunicación política ha montado unos desayunos inaugurados por Pedro Sánchez, en una elección de lugar que no parece casual. Tras años inaugurando el curso en la Casa de América o montando un lavado de imagen en Moncloa, Sánchez ha decidido salir de una casa… para acabar en otra.
Porque el presidente del Gobierno en funciones no sólo fue arropado por numerosos ministros -algunos de los cuales, de repente se han hecho habituales del Ateneo desde que lo preside Arroyo-, sino que acudió a un terreno dominado por un asesor del PSOE: el propio Arroyo. Que, por circunstancias de la vida, también ha asesorado al presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
Consultor y hombre de ‘Cubanino’… y de Rubiales
Una buena parte de la carrera de Luis Arroyo tiene que ver con su vinculación con Miguel Barroso, lo que le ha llevado a ser uno de sus ‘ejecutores’, en el ámbito del asesoramiento en comunicación política al PSOE. Su historial, vinculado a Barroso desde los tiempos en que le llevaba la cartera en la Secretaría de Estado de Comunicación, con el primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, le ha llevado a ser conocido como el “Luca Brasi” de ‘Cubanino’, siempre con un pie en Prisa y otro en Moncloa.
Eso no ha sido obstáculo para que Arroyo, todo un corcho gracias a sus lazos con Barroso, haya tragado agua en varias ocasiones. Su asesoramiento a Rubiales -más que discutido en lo profesional, a la vista de lo sucedido- le ha salpicado en el conflicto que algunos consideran un ajuste de cuentas entre socialistas. Pero tampoco se olvidan de que Arroyo se bajó del carro de la asesoría a las candidaturas socialistas madrileñas porque, según dicen, estaban muertas desde el principio.
Claro que su gran patinazo, aunque ahora no le guste que se lo recuerden, fue su apuesta por Susana Diaz en las primarias socialistas. Arroyo tuvo que plegar velas y acercarse a Sánchez después de que éste se hiciera con el control de Ferraz. Los buenos oficios de su patrón, Barroso, fueron decisivos para la reconciliación.
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