EL LIBRO DE LA SELVA

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Ten cuidado Matías que vas a pisar la serpiente multicolor mamba negra que tienes al lado de las gafas. ¡No me jodas,!, qué son las de ver. Mientras en el horizonte se escucha el rugido de la pantera, el silbido imperceptible del ratón, el canto de una paraguaya sin plumas y el agitado sexo de dos mariquitas algodoneras al uso. Cuando me acerqué para que me dedicase su libro de sinsabores pueriles y mazorcas en el pelo y rosas en la cara me dijo con voz profunda: ¡Ahí está, es la salida! Al pronto las asistencias les bajaron de la noria, en la que se despeinó, después de haber corregido la altura del tiro de su bragueta. Una de piratas. Larga vida y gloria eterna. Para hincarles de rodillas, hay que cortarles las piernas.

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