Alcoa, el mayor productor estadounidense de aluminio y una de las empresas españolas más importantes con sede en Galicia (Sn Cibrao) ha advertido de que su crisis económica y por tanto, los recursos con los que ha venido financiando esta planta “están llegando a su límite”. Una situación de crisis financiera que ha terminado desencadenando en una crisis corporativa debido a las continuas amenazas que su Ceo, William Oplinger, ha realizado a sus trabajadores situándoles en contra de sus gestión.
Y es que, el propio comité de empresa de Alcoa en San Cibrao ha rechazado las últimas declaraciones de Oplinger, que deja en el aire una vez más un posible cierre si no cambia la situación del mercado y los precios de la energía. “A los trabajadores les ha caído una plaga bíblica con las continuas amenazas por parte de la empresa”, dice el presidente del comité, José Antonio Zan, que anima a la multinacional a dejar de amenazar y a vender si no quiere seguir al frente del complejo industrial.
En concreto, la amenaza la pronunció el consejero delegado de la multinacional, William Oplinger, durante la conferencia con analistas tras la presentación de los resultados anuales, que arrojan una pérdidas de 372 millones de euros en el conjunto del grupo. Una situación de crisis financiera y estancamiento que va a peor y que no solo afecta a sus trabajadores, sino que perjudica a la comarca entera y a sus gobiernos. En concreto, ya son dos legislaturas las que se han tenido que enfrentar este problema que afecta a la economía de todos los vecinos.
Las palabras exactas de Opliger fueron las siguientes: “si la situación no cambia significativamente en los próximos meses, los fondos disponibles se agotarán en la segunda mitad de 2024”. Y si eso pasa, continuó el ejecutivo, “no tendremos más remedio que tomar decisiones difíciles que tendrán un impacto adverso y potencialmente irrevocable en el empleo y la economía de Galicia. Nadie quiere eso. Pero a falta de un cambio significativo, eso es exactamente lo que sucederá”, amenazó el CEO de Alcoa.
Sin embargo, tras estas declaraciones dirigidas directamente a su equipo la compañía sigue sin tomar una decisión definitiva. Según ha afirmado su Ceo la compañía pretende seguir honrando el espíritu de los compromisos asumidos en el acuerdo de viabilidad, aunque ha subrayado que necesitará flexibilidad de los sindicatos y un apoyo significativo de los gobiernos regionales y nacionales.
Falta de credibilidad y uniformidad en sus mensajes
Por tanto, y una vez más, los directivos de la empresa no buscan soluciones, sino que, como bien afirma el comite de empresa, se enfrentan a sus trabajadores sin una uniformidad del mensaje que genere credibilidad, sin establecer una posición determinada y sin llegar a ningún acuerdo. Y ante todo, no siendo del todo transparente con la información que se está brindando.
Según el comité, la compañía echa las culpas de no poder solventar esta situación al acuerdo firmado hace un año con sus empleados, sobre el que, según dicen ahora, tienen problemas, “fue firmado por el propio CEO de la compañía, que es el máximo responsable jurídicamente del acuerdo” afirma el presidente del comité, José Antonio Zan. Además, este también ha rebatido los costes energéticos “porque no hay consumo ninguno en la planta de aluminio”.
En definitiva, las crisis existen y pueden afectar en cualquie rmomento a cualquier compañía, pero la verdad y la cercanía es clave, si los públicos se enteran de una distorsión o una manipulación de información, la crisis será más grande y la pérdida de credibilidad mayor. Dar la cara y aceptar el error y no tirar culpas fuera como está haciendo Oplinger, ayuda a que los públicos y sus trabajadores no pierdan la confianza. Por ningún motivo los directivos deben pasar por alto lo que están pensando todo su entorno.
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