El uso de diferentes sustancias para combatir el insomnio se ha disparado en los últimos años y se ha convertido en un problema de salud pública. Según los datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), en 2020, España se convirtió en el país del mundo con mayor consumo de benzodiacepinas, un medicamento que, a menudo, se receta para dormir mejor por su efecto ansiolítico, hipnótico y relajante muscular.
Otros datos más recientes de la encuesta EDADEs 2022 ponían de manifiesto que casi el 10% de la población española había consumido hipnosedantes con o sin receta en los últimos 30 días, mientras que más del 7% reconocía consumirlos a diario.
La Dra. Irene Rubio Bollinger, coordinadora de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Sur, alerta sobre el consumo indiscriminado de benzodiazepinas, ya que son sustancias sedantes con un alto potencial de abuso y dependencia. “Aunque en los prospectos se refleja que no deben recetarse más allá de 3 meses, muchas veces vemos pacientes que llevan años consumiéndolas, que han ido subiendo las dosis al ver que perdían o disminuía su efecto con el tiempo, e incluso, otros que las toman de manera aleatoria día sí, día no, o en momentos tan extemporáneos como en mitad de la noche y en dosis exageradas.”
Síndrome de abstinencia y dependencia física y psíquica, entre otros
Sin embargo, estas prácticas aleatorias y sin control médico no solo no ayudan a resolver el problema, sino que además provocan efectos secundarios indeseables a medio y largo plazo, generando en muchas ocasiones un síndrome de abstinencia y el desarrollo de una dependencia física y psíquica, incluso en dosis mínimas y tratamientos cortos.
Algunos de los efectos secundarios no deseados se incluyen síntomas de agorafobia, despersonalización y distorsiones perceptivas, así como un agravamiento de la depresión. Incluso, en algunas ocasiones de retirada del fármaco después de mucho tiempo de consumo se ha visto que ha producido tinnitus (afección del oído interno).
Por tanto, siempre se ofrecerá como primera opción del tratamiento del insomnio el control de estímulos, la higiene del sueño o la terapia cognitiva-conductual. En el caso de recetarse benzodiacepinas debe ser por un espacio de tiempo corto y controlado junto con estas otras medidas coadyuvantes, incluyendo su retirada gradual”, concluye la especialista.
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