EN LOS DIÁLOGOS DE ACTUALIDAD DE PROA COMUNICACIÓN

José María Lassalle y la IA: ¿Hacia qué modelo social queremos ir?

EL EXSECRETARIO DE ESTADO DE CULTURA Y AGENDA DIGITAL HABLA CON EMPRESARIOS, ORGANIZACIONES Y MEDIOS

“Tenemos años por delante para pensar qué valor podemos añadir a nuestras tareas como humanos que nos haga insustituibles a la IA”

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El exsecretario de Estado de Cultura y Agenda Digital José María Lassalle, ha participado en los Diálogos de Actualidad de PROA Comunicación para hablar con directivos del sector privado, representantes de medios de comunicación y de asociaciones empresariales, de los retos de la Inteligencia Artificial desde un punto de vista no solo técnico, sino desde el humanismo, la ética y sobre cómo afectará al desarrollo emocional y profesional de nuestra sociedad.

Aunque el formato es reducido y guiado por normas de confidencialidad, ha trascendido parte de lo conversado, sobre todo, la reflexión que entraña la necesidad de conocer el modelo social al que queremos ir. Valvanuz Serna Ruiz, socia directora de PROA Comunicación, ha subrayado el momento clave en el que nos encontramos como sociedad, “un momento de transformación de nuestra civilización en el que los desafíos éticos relacionados con el humanismo y la Inteligencia Artificial hacen que tengamos que reflexionar en profundidad sobre el modelo social hacia el que queremos ir”.

“Hemos de ser conscientes de que no solo es una tecnología facilitadora, es algo que tiene detrás una filosofía y un argumentario simbólico que provoca una serie de tensiones e incertidumbres en nuestra sociedad”, ha destacado Lasalle.

El también consultor, escritor y profesor universitario ha desgranado las claves del origen de la IA para comprender su impacto actual y la trayectoria que ha seguido su desarrollo. “Nace con el deseo de replicar el cerebro humano, pero sin sus imperfecciones. No es una tecnología facilitadora, no es la máquina de vapor, es algo mucho más complejo que trata de imitar al ser humano cuando piensa”, ha señalado.

Lassalle ha establecido una vinculación directa entre la IA y el curso actual de la economía. “Las plataformas digitales sustituyen actualmente a las empresas. Gestionan datos que fundamentan su modelo de negocio y de los que se extraen conclusiones para hacer posible la venta de productos o servicios a través de una economía de futuros que deduce e incluso induce comportamientos”.

Tecnología sin sentimientos

Para Lassalle, el modelo actual de Inteligencia Artificial conlleva un componente “perturbador” que comenzó hace años con el salto a la IA generativa, que imita la red neuronal del cerebro humano. “Transforma información en conocimiento y, aunque es artificial, cada vez se parece más al cerebro, aunque no quiere tener la capacidad de errar que aportan sentimientos humanos como la piedad, la pasión o la ira”, ha añadido.

Asimismo, ha querido dedicar un espacio al debate sobre la desaparición del impacto de esta tecnología en el mundo laboral, en el que los expertos apuntan a que en 2033 el 80% de las tareas profesionales actuales serán asumidas por la IA, y el 10% de los puestos de trabajos desaparecerán.

“Tenemos años por delante para pensar qué valor podemos añadir a nuestras tareas como humanos que nos haga insustituibles a la IA. Necesitamos un sentido y una ética que piense en los propósitos de la IA. Tenemos que preguntarnos para qué la queremos realmente”, ha añadido Lasalle.

Lassalle ha recordado que hay que dosificar el uso de la tecnología actual “focalizada en el mundo de las pantallas”. Para el escritor y consultor, “las aplicaciones que todos usamos a diario están diseñadas con modelos basados en cómo juegan los niños. Focalizan totalmente nuestra atención, mediante scroll infinito de manipulación táctil, y generan una toxicidad especifica, la deshumanización, que acaba produciendo problemas colectivos como la salud mental”.

El exsecretario de Estado ha querido finalizar su intervención destacando que, en estos momentos de cambio, “es necesario trabajar la inteligencia emocional. Nuestro cerebro experimenta saltos cuánticos, difíciles de explicar, porque permite empatizar con las consecuencias de las decisiones, y eso nos diferencia de la IA”, ha señalado.

“Debemos ponernos limites, eso nos ayudará a trabajar una inteligencia resiliente, basada en las consecuencias de las decisiones. La IA será realmente provechosa cuando podamos plantearle las preguntas que luego acompañarán a la decisión”, ha destacado.

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