Venezuela vivió este domingo 28 de julio una jornada electoral y, desde que esa misma noche el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció unos resultados, otorgando a Nicolás Maduro el 51,20% de los votos y a Edmundo González Urrutia el 44,02%, todo ha sido una cadena de acontecimientos. Y los que están por venir.
El lunes 29, el presidente del órgano electoral, Elvis Amoroso, se apresuró a proclamar a Maduro como presidente reelecto, mientras la Comunidad Internacional –incluida España-, la oposición y los propios venezolanos, pedían transparencia. La jornada acabó con 3 fallecidos, 44 heridos, 6 estatuas de Chávez derribadas y un reportero español detenido, Cake Minuesa, colaborador de OK Diario y La Gaceta.
“Yo lo único que os puedo decir es que tengo miedo. Es verdad, me voy a enfrentar a él porque mi trabajo es mostrar la verdad sin maquillaje y hacer denuncia social. Hoy estamos en Venezuela, estamos disfrutando de una jornada de victoria de la democracia, pero para que la democracia venza tiene que haber libertad de expresión”.
Minuesa reportaba y denunciaba el fraude electoral antes de ser detenido, según confirma OK Diario. Sobre las 09:40 horas de España del lunes 29 de julio fue trasladado a la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), y permaneció allí prácticamente toda la jornada.
De vuelta a España
A primera hora de la mañana de este martes 30 de julio, Cake Minuesa arribó a suelo español. Fue puesto en libertad la noche del lunes y trasladado a Bogotá, Colombia, para ser deportado. Su liberación ha sido posible gracias a intensas gestiones por parte de la embajada de España en Caracas y el Ministerio de Exteriores.
Ha sido “un trato inhumano”, ha dicho Minuesa al aterrizar. Aseguró que no se le informó del motivo de su deportación, y todo después de hackearle el móvil y dejarle sin datos y sin aplicaciones de mensajería. Es decir, tirado en Colombia e incomunicado, según OK Diario. Sólo supo que le deportaban a España y “los colombianos entendieron la situación”, aunque al principio no lo querían dejar entrar.
“Contento de estar aquí, pero disgustado por lo malandros que son. Son vejaciones, humillaciones y lo que tratan es de que no ejerzas tu profesión. Maravillado de la gente y el pueblo en Venezuela”, dijo al aterrizar.
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