La resiliencia hídrica es la capacidad de un sistema para anticipar, resistir, adaptarse y recuperarse de eventos adversos relacionados con el agua, como sequías, inundaciones, contaminación del agua y cambios en la disponibilidad hídrica por el cambio climático. Implica no solo infraestructura adecuada: represas, sistemas de drenaje, plantas de tratamiento, sino también gestión sostenible del recurso, políticas públicas, educación y participación ciudadana.
En Europa, la contaminación, la degradación del hábitat, los efectos del cambio climático y el uso excesivo de los recursos de agua dulce están ejerciendo presión sobre los lagos, ríos, aguas costeras y aguas subterráneas de Europa. Este estrés hídrico afecta cada año al 20 % del territorio europeo y al 30 % de la población.
Según datos del Parlamento Europeo, solo el 39,5 % de las masas de agua superficial de Europa alcanzó un buen estado ecológico y solo el 26,8 % alcanzó un «buen» estado químico en el marco de la aplicación de la legislación de la UE en materia de aguas. Por ello, los eurodiputados quieren una estrategia ambiciosa de resiliencia hídrica para abordar los desafíos actuales.
Qué hace Europa
El Parlamento aprobó este miércoles 7 de mayo sus recomendaciones para la Estrategia Europea de Resiliencia Hídrica. La Comisión tiene previsto adoptarla antes del verano, de conformidad con su programa de trabajo para 2025.
En una resolución aprobada con 470 votos a favor, 81 en contra y 92 abstenciones, los eurodiputados reclaman una estrategia ambiciosa para que la UE gestione sus recursos hídricos de manera más eficiente y responda mejor a los desafíos actuales relacionados con el agua. El texto subraya que el agua no solo es esencial para la vida y la salud de las personas, sino que también es fundamental para la economía y la competitividad de Europa y para los esfuerzos de adaptación al cambio climático.
Los eurodiputados quieren que la Comisión proponga objetivos sectoriales de eficiencia hídrica y captación de agua sobre la base de evaluaciones de riesgos. También insisten en que la UE debe hacer más para reducir la contaminación del agua por productos farmacéuticos, plaguicidas y fertilizantes químicos, bacterias resistentes a los antibióticos, microplásticos y productos químicos, y para eliminar gradualmente los denominados «productos químicos para siempre» (PFAS).
El Parlamento desea que la adaptación al cambio climático se integre en los planes sectoriales y las medidas políticas que afectan al uso del agua y del suelo, así como en medidas adaptadas a las regiones que se enfrentan a retos únicos, como el Mediterráneo, las zonas insulares y las regiones ultraperiféricas. Los mecanismos de preparación y respuesta ante crisis por escasez de agua, sequía e inundaciones deben mejorarse significativamente, añaden.
Además, los eurodiputados piden a la Comisión que habilite fondos específicos para la resiliencia hídrica, con el apoyo de mecanismos específicos dentro de los fondos existentes, para modernizar las infraestructuras hídricas, la gestión sostenible del agua, las soluciones basadas en la naturaleza y las tecnologías innovadoras eficientes en el uso del agua. Instan a invertir en soluciones de inteligencia artificial, detección de fugas en tiempo real, riego inteligente y tecnologías emergentes que mejoren la eficiencia hídrica.
Cómo podemos contribuir los ciudadanos
La resiliencia hídrica en Europa no solo depende de grandes infraestructuras o de las decisiones de los eurodiputados, también se construye con pequeñas decisiones cotidianas. Así podemos contribuir activamente, tanto a nivel individual como colectivo:
-Reducir el consumo en el hogar (duchas más cortas, reparar fugas, electrodomésticos eficientes)
-Reutilizar agua cuando sea posible (agua de lluvia para riego, por ejemplo)
-Optar por plantas autóctonas que requieran menos riego
-Informarse y educar a otros sobre los desafíos del agua en Europa: sequías crecientes en el sur, inundaciones en el norte, contaminación de acuíferos, etc.
-Participar en campañas de sensibilización sobre el uso racional del agua
-Apoyar políticas públicas que fomenten la gestión sostenible del agua
-Exigir a gobiernos locales y nacionales inversiones en infraestructura resiliente (alcantarillado inteligente, zonas verdes urbanas, recuperación de humedales)
-Promover o unirse a proyectos comunitarios: jardines de lluvia, recuperación de ríos urbanos, educación ambiental en escuelas
-Elegir productos con menor huella hídrica (ropa, alimentos locales y de temporada)
-Evitar el desperdicio de alimentos, ya que su producción requiere grandes cantidades de agua
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