La canción del verano no es solo un fenómeno musical: es un engranaje de marketing perfectamente afinado. Cada año, un tema logra imponerse en chiringuitos, playlists, anuncios y redes sociales, marcando el pulso emocional y comercial de la temporada. Pero detrás de esa omnipresencia hay algo más que un estribillo pegadizo: hay datos, estrategia, diseño de sonido y una red de intereses entre artistas, discográficas, marcas y plataformas digitales.
En 2025, según datos de reproducción y tendencias de Spotify, La Plena – W Sound 05 lidera las listas y se perfila como la canción del verano en España (solo en la cuenta de W Sound en YouTube roza los 300 millones de reproducciones en menos de cinco meses). Interpretada por W Sound, Beéle y Ovy On The Drums, es una muestra de cómo se construye —y se vende— un éxito de verano.
Atrás quedaron las formas tradicionales de medir su popularidad. De un tiempo a esta parte, y ya en 2025, el posicionamiento de la canción del verano no solo responde al gusto del público, sino a una maquinaria que incluye algoritmos, viralidad en TikTok, sincronización con campañas publicitarias y posicionamiento en playlists estratégicas.
Analizamos cómo la canción del verano se ha convertido en un producto de marketing estacional y qué nos dice (más allá de la letra y la “complejidad” técnica) el fenómeno de 2025 sobre el presente (y el futuro) del consumo musical.
La letra y la “complejidad” técnica
“Eres la niña de mis ojos… Una cerveza pa’ calmar la sed… mejor ser besado por su boquita, amor”
“Tienes la magia… Dormir contigo fue amor a primera vista… besito y lengüita…”
“Sé que te encanta, te enloquece”…
Aunque el título hace referencia a la plena puertorriqueña (género musical tradicional de Puerto Rico), el tema es una fusión de afrobeat latino y reguetón urbano, con una producción que recuerda al dancehall y al urban pop contemporáneo. Viene de un proyecto colaborativo, W Sound, que busca reinterpretar géneros urbanos con beats, producidos por Ovy On The Drums y colaboraciones de Beéle.
No se trata de una canción instrumentalmente compleja. Más bien destaca por tener una jerga costeña y paisa, con palabras sensuales como “cuellito”, “besito”, “lengüita” en un ritmo local que no requiere un gran virtuosismo vocal, sino un estilo suave que acompaña al beat urbano. Lo que la hace atractiva es que es “ideal” para playlists de verano.
La utilidad para la industria del marketing
La Plena (W Sound 05) es una canción “ideal” para playlists de verano y la industria del marketing porque reúne una serie de cualidades que la convierten en un producto emocionalmente efectivo, viralmente funcional y comercialmente adaptable.
Su estribillo repetitivo se adhiere fácilmente a la memoria del oyente. Este tipo de “hook” es esencial en marketing porque favorece el recuerdo de marca si se usa en anuncios y facilita el uso en redes sociales, donde se necesita que los primeros cinco segundos atrapen.
Por otra parte, el ritmo bailable, los versos insinuantes y la estructura repetitiva están diseñados para TikTok, Reels y Shorts. La canción ya ha sido utilizada en challenges de baile, memes, trends y edición de vídeos espontáneos. Para el marketing, esto significa que puede ser aprovechada como audio viral o fondo en campañas de UGC (contenido generado por usuarios).
El beat y la letra evocan verano, fiesta, seducción, playa, conceptos muy valorados en marketing estacional. Esto la hace útil para reforzar campañas de verano: bebidas, turismo, festivales, moda, belleza, experiencias. Además, al formar parte del proyecto W Sound, que tiene un enfoque colaborativo y transmedia, las marcas pueden patrocinar remixes o vídeos, hacer campañas cruzadas con los artistas y asociar su marca con una tendencia sin tener que crearla desde cero.
Por último, puede sonar como canción completa en un spot de TV o festival, y también funciona en reels de 15 segundos, campañas de Spotify Ads, contenidos de TikTok e Instagram Stories, vídeos corporativos de marca joven y eventos de marca o sampling en vivo. Toda una ristra de “utilidades” para la industria del marketing que convierten en clásicos a Aquí no hay playa (The Refrescos-1989), La Bilirrubina (Juan Luis Guerra-1990), La Flaca (Jarabe de Palo-1996) o Bomba (King Áfica-2000) por nombrar algunos temas que evocan una época en la que se utilizaban instrumentos reales, técnicas clásicas de grabación y mensajes que -visto lo visto- eran pura poesía.
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