Dicen por ahí que Pedro Sánchez quiere priorizar su agenda internacional, y no deja de ser curioso que esta potenciación llegue cuando se producen dos variables: una, los escándalos que cercan al presidente del Gobierno, y dos, el hecho de que su proyección en el extranjero caiga en picado. A Sánchez le están dejando fuera de todo y cada vez le tienen más tomada la matrícula, dentro y fuera de Europa.
En esa caída en picado de la credibilidad española en el exterior también está jugando un importante papel nuestro Kissinger particular, esa gloria de la diplomacia conocida como José Manuel Albares. Sus declaraciones altisonantes recuerdan a las de aquel locutor del franquismo que acababa sus soflamas con la frase de “El Kremlim va a temblar”. O eso dicen que decía, que vayan a saber. Igual se lo inventó Juan Luis Cebrián.
El caso es que nuestra eminencia diplomática anda soltando declaraciones que a poca gente le importan más allá de un bledo. ¿Quién asesora a Albares?, se preguntan unos cuantos. Pastor cogió la puerta después de ver que aquello hacía las delicias de Nepote y no consta que la asesora que no lo es, experta en decoración y en comunicación por gananciales, haya dejado de frecuentar dichos lares.
Lo que sí está claro, sí, es que Trump y Netanyahu andan acojonados con cada declaración de Albares, al que habría que preguntarle si su móvil también es de marca china.
Seguiremos Informando…
