La comunicación financiera ha adquirido un papel central en España durante los últimos años. Más allá de publicar balances trimestrales o remitir comunicados a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) es una disciplina estratégica que conecta a compañías, inversores, analistas, reguladores y a la sociedad en general. Es por ello que cada vez más agencias están especializándose en ella, contratando a profesionales y expertos del sector para poder ofrecer a sus clientes estrategias centradas en lo económico. La más reciente ha sido Kreab, que ha incorporado Cecilia Díaz como nueva Directora Senior de Comunicación Financiera. Desde su nuevo puesto, sumirá el liderazgo del área fortaleciendo la posición de la firma y aportando una sólida trayectoria en operaciones estratégicas.
Y es que la comunicación financiera busca traducir cifras en confianza. En un país como España, donde cotizan en Bolsa más de un centenar de empresas y donde la inversión extranjera sigue siendo clave, la claridad con la que se explican las cuentas corporativas puede marcar la diferencia entre atraer capital o sembrar dudas en los mercados. No es casual que las empresas más internacionalizadas cuenten con equipos internos y agencias externas especializadas en esta práctica.
Nuestro país ha vivido en los últimos años episodios que demuestran la importancia de esta disciplina. Desde crisis de credibilidad como la de Grifols hasta operaciones estratégicas como las de Telefónica, los casos recientes evidencian que la forma en que se comunican los resultados y las decisiones estratégicas puede tener un impacto directo en la cotización bursátil y en la percepción pública de la compañía.
Además, el mercado español cuenta con un tejido cada vez más profesionalizado. Firmas de comunicación y relaciones públicas han desarrollado divisiones específicas de comunicación financiera para atender operaciones complejas: fusiones y adquisiciones, salidas a Bolsa, emisiones de deuda o procesos de reestructuración. En este terreno, la precisión técnica es tan importante como la narrativa, porque el éxito depende de hacer comprensibles para diferentes públicos conceptos que, de otra forma, quedarían reservados a los analistas especializados.
Asimismo, la comunicación financiera también se ha transformado con las nuevas exigencias de transparencia y sostenibilidad. Los informes ESG ya forman parte de los documentos financieros, lo que obliga a las empresas a integrar su propósito corporativo con los datos contables. En este sentido, los equipos de comunicación tienen el reto de unir la narrativa financiera con la reputación social y medioambiental.
También la digitalización ha cambiado los canales. Si antes el diálogo se daba en ruedas de prensa y memorias anuales, hoy las empresas españolas deben atender la inmediatez de las redes sociales y la multiplicidad de plataformas digitales donde los inversores —grandes y pequeños— buscan información. La CNMV insiste cada vez más en la necesidad de evitar mensajes ambiguos o incompletos en entornos online, un terreno que multiplica los riesgos reputacionales.