El 54% de las compañías cotizadas en España cuenta ya con una estrategia proactiva enfocada en el inversor minorista, lo que supone un incremento de diez puntos respecto a la edición anterior. Asimismo, seis de cada diez empresas cotizadas reconocen que adaptan su mensaje y tono a las características a este público. No obstante, un 27% admite no disponer aún de una comunicación específica para este segmento de inversor. Así se desprende de la tercera edición del estudio sobre el presente y futuro de las relaciones de la empresa cotizada española con los inversores minoristas, elaborado por Evercom entre directores y responsables de Relaciones con Inversores de compañías del Ibex 35, Mercado Continuo y BME Growth.
La totalidad de las empresas (100%) comparte información financiera con sus inversores minoristas, y más de siete de cada diez amplían esa información con datos no financieros, incluyendo aspectos vinculados a sostenibilidad o gobernanza. En comparación con ediciones anteriores, las cotizadas creen que las prioridades de estos inversores han cambiado: el comportamiento de la acción y la política de dividendos se sitúan ahora en el centro de sus preocupaciones, mientras que los criterios de gobernanza pierden relevancia. El 27% de las cotizadas admite no tener una comunicación específica con el minorista, mientras que más del 35% lo hace al menos una vez al mes. Las redes sociales todavía siguen desempeñando un papel marginal. Casi la mitad de las cotizadas monitoriza los comentarios de los inversores, pero solo el 19% los tiene en cuenta y actúa en consecuencia. Aún existe, por tanto, un amplio margen de mejora en la relación de las compañías con los key opinion leaders y con los inversores minoristas activos en el ámbito digital.
El minorista, orientado en el largo plazo y todavía al margen de la toma de decisiones
El 39% de las empresas cotizadas cree que el inversor minorista muestra una orientación de inversión a largo plazo y un 27% que prioriza las estrategias basadas en dividendos. Sin embargo, la aparición de nuevos activos también impulsa un perfil más especulador, que busca rentabilidad en plazos más cortos y cuya presencia aumenta progresivamente.
En cuanto a su peso en el capital, casi el 40% de las empresas declara que los minoristas controlan entre el 11% y el 25% del accionariado, y un 31% sitúa su participación entre el 26% y el 50%. Además, la mitad de las compañías encuestadas prevé un crecimiento de la participación minorista en los próximos cinco años, frente al 23% del estudio anterior, y el porcentaje de empresas con menos del 10% de su capital en manos de pequeños accionistas se ha reducido siete puntos respecto al año pasado.
No obstante, su implicación en la toma de decisiones corporativas sigue siendo reducida. En casi tres de cada cuatro empresas, la participación de los inversores minoristas en las Juntas Generales de Accionistas no supera el 5%. Solo un 14% de las compañías reporta niveles de participación superiores al 25%, tres puntos más que en el ejercicio anterior. La mayoría (84%) no ofrece incentivos, como primas de asistencia, para fomentar su participación, y dos tercios de las cotizadas consideran que herramientas como las “acciones de lealtad” apenas tienen impacto real en este tipo de inversor.
Asimismo, casi ocho de cada diez empresas (77%) consideran necesario incluir un tramo minorista en las operaciones corporativas, 20 puntos más que en 2024. De forma coherente, el 89% de las compañías cree que la existencia de minoristas en la estructura accionarial es clave para la liquidez del valor.
La OPA de BBVA y Sabadell, ejemplo de la necesidad de reforzar la comunicación con el minorista
El reciente intento de OPA de BBVA sobre Banco Sabadell ha reforzado la evidencia de que las grandes operaciones corporativas dependen, en gran medida, de una comunicación eficaz con el inversor minorista, según el 92% de las compañías cotizadas españolas.
En esta línea, siete de cada diez compañías cotizadas valoran como buena o muy buena la comunicación desarrollada por ambas entidades durante todo el proceso de la OPA, destacando su capacidad para trasladar a los accionistas el valor de la operación y cómo les podría afectar. No obstante, el 44% considera que, pese a conseguir trasladar el valor de la operación, no lograron convencer a los de la entidad contraria.
En cuanto a la valoración de las entidades, Banco Sabadell se percibe como el “ganador” a nivel comunicativo. El 30% de las empresas considera que la entidad ha realizado un mayor esfuerzo por mantener informado a su inversor minorista, frente al 13% que señala a BBVA. No obstante, una mayoría (44%) cree que ambas entidades han mantenido un esfuerzo equilibrado de comunicación. Estos resultados confirman que operaciones de esta magnitud ponen a prueba la capacidad de las cotizadas para comunicar con claridad, generar confianza y proteger su reputación ante el pequeño accionista.
El 65% de las empresas cotizadas no se plantea revisar su estrategia de comunicación tras la operación, y solo dos de cada diez han implementado medidas concretas para aumentar la frecuencia informativa o mejorar la transparencia de sus comunicados. Esta falta de reacción muestra que, aunque las compañías son conscientes del papel creciente del minorista, aún existe margen para consolidar una comunicación financiera continua y bidireccional.
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