TRAS CASI CUATRO DECADAS DE CARRERA

Jordi González anuncia su jubilación

COL·LAPSE, EL ESPACIO QUE PRESENTA DESDE ESTA TEMPORADA EN TVE3, SERÁ SU ÚLTIMO PROGRAMA

“Llegué a Telecinco en una época dorada, cuando también ficharon a Ana Rosa, Jesús Vázquez y Pedro Piqueras”, recuerda el presentador.

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Jordi González pone punto final a una de las trayectorias más reconocibles de la televisión española. El presentador, que durante años fue uno de los rostros más emblemáticos de los formatos de entretenimiento y debate, ha confirmado que Col·lapse, el espacio que conduce en TV3, será su última aparición estable en pantalla. Lo define como “el epílogo” de una carrera que, según afirma, cierra por decisión propia y no por agotamiento profesional.

Explica asi que su retirada responde a una etapa vital distinta, marcada por la tranquilidad económica y la ausencia de responsabilidades familiares. Lo expresa con franqueza: considera que ya no necesita aceptar nuevos proyectos y que prefiere dejar la televisión desde un lugar elegido y no impuesto por las circunstancias. Su intención, insiste, es no regresar a los platós de forma regular, más allá de colaboraciones puntuales que por ahora tampoco contempla.

González ha recordado con naturalidad los años en los que formó parte del núcleo duro de Telecinco, cuando presentaba algunos de los formatos más potentes de Mediaset y sus programas acumulaban liderazgo de audiencia. En aquella época —que él mismo describe como una fase en la que determinados presentadores eran tratados como “aristocracia televisiva”— llegó a percibir cifras muy elevadas por programa, reflejo de una industria entonces más expansiva y con mayor inversión publicitaria.

Su despedida llega, además, tras haber superado un episodio de salud extremadamente delicado. El presentador estuvo en coma varias semanas a raíz de una infección bacteriana contraída durante un viaje internacional, una experiencia que prolongó su recuperación en la UCI y que marcó un antes y un después en su forma de ver la vida. Aun así, subraya que la retirada no está motivada por secuelas médicas, sino por un deseo real de priorizar otros intereses más allá de la televisión.

En esta nueva etapa, González quiere dedicarse a actividades que hasta ahora había postergado: viajar sin calendario, mejorar su inglés, cultivar la cocina y, en general, adoptar un ritmo alejado de la exposición mediática. Asume esta transición como un privilegio más que como una renuncia, y defiende que llega al final de su carrera “sin cuentas pendientes”.

Con su marcha, el panorama televisivo pierde a uno de sus comunicadores más veteranos, testigo y protagonista de varias de las evoluciones que ha experimentado el medio en España. Y él, por su parte, se despide sin dramatismos y con la voluntad expresa de cerrar la puerta desde la serenidad, convencido de que el mejor momento para irse es cuando aún se puede escoger.

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