‘Memorias de un cirujano cardiovascular’

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El pasado  19 de mayo se presentó en la Fundación Carlos de Amberes, en madrid, el libro ‘Ramiro Rivera. Memorias de un cirujano cardiovascular.’ El prestigioso cirujano contó en su presentación con Yolanda Martínez, Manuel Pentel, Miguel Ángel Aguilar y Clemente Auger.

 

En todo tiempo y lugar el corazón ocupa un lugar relevante en la cultura e historia de la Humanidad, con connotaciones incluso religiosas. No debe extrañar que tanta carga sbólica haya potenciado el respeto o temor reverencial de los galenos hacia el corazón hasta el punto de retrasar el progreso de su estudio y tratamiento. Gracias a figuras como la de Ramiro Rivera, la cirugía cardiovascular ha ganado el respeto de la clase médica y el reconociento social y científico; para ello ha sido preciso rebajar el sbolismo de un órgano que como todos es capaz de enfermar y es susceptible de ser curado, sin que ello afecte lo más míno ni al alma ni a los sentientos del sujeto.

 

El progreso de la cirugía cardiaca ha debido superar de ahí su tardío desarrollo reticencias ancestrales puestas el sbolismo mítico del corazón, tan universal que, usar un parámetro, cuenta con más de dos millones de entradas en Google. Sólo los cirujanos han logrado dar al traste con la mitificación de la víscera o al menos sentar las bases de que el mito, el sbolismo, quede reducido a pura metáfora. La narración de la trayectoria vital del doctor Ramiro Rivera pone de relieve la evolución de las ciencias de la salud, cómo era la medicina a mediados del pasado siglo y su diferencia con la situación actual; también la opción de los poderes públicos lo público frente a lo privado, o lo que se dio en llamar en el tardofranquismo ‘la socialización de la medicina’ .Pese a su permanencia casi ininterrumpida en centros públicos durante casi cuarenta años, el autor es defensor a ultranza de la competitividad entre centros y profesionales, tanto en la sanidad privada como en la pública, como única garantía de calidad asistencial y de control del gasto. El autor subraya sus asertos con citas de valientes intervenciones personales, que jalonan unas Memorias tan prescindibles como apasionantes.

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