El chollo del verano siempre esconde algo…

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El Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid ha denunciado formalmente la existencia de falsos masajistas en la capital, así como falsos certificados que los avalan como profesionales. Esta denuncia coincide con la hecha varias instituciones que alarman de estas personas en las playas españolas, llegando incluso a dedicar un ‘final feliz‘ a todo aquel que pague el extra.

 

Desde el Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CFISIOMAD) han denunciado en los juzgados de Plaza Castilla la presencia de personas no cualificadas ni profesionales realizando masajes en el centro de Madriden plena calle y sin control sanitario‘, advierte el Secretario General del CFISIOMAD, José Santos. El colegio confirma también que son en su mayoría asiáticos y ofrecen las calles sus servicios a precios de ganga.

 

Además, la denuncia también hace saber que existen certificados falsos que no sólo avalan la profesionalidad de estas personas, sino que permiten incluir a estos ‘masajistas’ en una supuesta guía del Ministerio de Sanidad, evidentemente documento ficticio.

 

Sobre los certificados, Santos explica que ‘son emitidos una empresa que va cambiando de nombre y que el precio de 300€ ofrece a los centros de fisioterapia un supuesto certificado que les acreditaría para aparecer en la guía de centros autorizados el Ministerio de Sanidad‘.

 

La presunta estafa no afecta sólo a la Comunidad de Madrid, ya que la Dirección General de la Inspección de Trabajo e Inmigración, a través de la Unión Interprofesional, ya ha advertido de su presencia en varias comunidades.

 

Ambas instituciones recalcan que este to no sólo les afecta a ellos como profesionales sino también y sobre todo al propio paciente, que se somete a un tratamiento de alguien inapropiado e inexperto, lo cual le puede acarrear distintos problemas de salud.

 

Sin embargo, no son las únicas que denuncian. Desde otras asociaciones e instituciones también han querido destapar el negocio que hay en las costas peninsulares, ya que estos intrusos de la profesión aprovechan los días de descanso para incentivar a turistas o autóctonos a disfrutar de un gratificante masaje todo el cuerpo, que además con una atación extra, se convierte en un ‘masaje con final feliz‘.

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