Me manda el presidente de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), José Manuel González Huesa, un sucedido que deja a las claras, como ocurriera con el jefe de prensa de Corbacho, que cada día estamos peor, y que cada día se viola el santo derecho a la LIBERTAD DE INFORMACIÓN, OPINIÓN…
No se puede preguntar en las ruedas de prensa, hay que mandar las preguntas adelantado si quieres que te las contesten… No sé cuál iba a ser la pregunta de nuestro compañero de La Voz de AvilésEl Comercio. Pero yo sí le quiero preguntar al Presidente Vicente Álvarez Areces:
Prero: Cómo son capaces de vender con una mano una historia y con la otra la contraria.
Segundo: Si es verdad que Europa y sus fondos de ayuda y cohesión han pagado la Autovía del Cantábrico, y un pequeño lío en Posada (al parecer con el asturiano Rubalcaba) les ha llevado a tener parado este tramo hasta hace unos meses. Tramo de carretera en el que existen más puntos negros que blancos.
Tercero: Cuándo va usted a cesar a su inquisidor.
Cuarto: Cuándo van a dejar a los periodistas que les preguntemos lo que nos venga en gana. El delito no está en la pregunta…
Quinto: Y, como ya le he dejado claro que no es delito preguntar… ¿Cuándo le vamos a poder preguntar sin Goebbels de medio?
Sexto: Cómo consienten que en La Noria (telebasura) cante la cuñada de la Jurado y sus amigas el hno de esa sagrada tierra. Esto sí se debería vigilar…
Muchas gracias su atención. Y, como refrendo le paso la historia o el sucedido con el periodista de la ANIS.
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Mi nombre es Fernando del Busto Naval, socio número 294 de la Asociación Nacional de Informadores de Salud. Me pongo en contacto con vosotros a raíz de un incidente que sufrí el pasado vies, 4 de septiembre, en Avilés, Asturias, donde trabajo como periodista desde 1994.
Antes de un acto oficial del presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, me acerqué a él para formularle una pregunta, según las indicaciones de los mandos del periódico donde trabajo, La Voz de AvilésEL Comercio. El encargado de comunicación que le acompañaba nos indicó que no iba a hacer declaraciones. Aún así, yo le pregunté: “Presidente, favor, me deja hacerle una pregunta”, a lo que respondió que “no” mientras caminaba acompañado otras autoridades. Insistí en mi planteamiento y no respondía, a la tercera vez, un miembro de su equipo de seguridad me paró y me hizo saber que si seguía preguntando, no me dejaría entrar al acto. Volví a preguntar y él repitió su planteamiento, ante lo que le dije que me dejase hacer mi trabajo; él dijo que no haría más preguntas y que no me dejaría pasar al acto. Entonces le pregunté quién era él y que se identificase. A lo que me respondió que si quería me identificaba a mí y no entraba en el acto. Le contesté que no tenía ningún problema y que se identificase él. Acto seguido, llamó a la Policía para mi identificación.
A todo esto, la persona de prensa, que junto con ese sujeto, me arrinconó en una esquina, no hacía más que decir: “lo paramos aquí, lo paramos aquí”, siendo mi respuesta que yo no tenía nada que parar.
Después de la identificación policial y una nueva discusión con la persona de prensa que me responsabilizaba de lo sucedido haberla puenteado, me terminé marchando del lugar para no tensar la situación.
Tanto yo como los compañeros presentes consideramos lo sucedido como un abuso y así lo quiero denunciar, ya que considero que se trata de un abuso hacia la profesión y la actividad de los periodistas.