¿Cuál es la situación actual?
Tras la decisión de la empresa de hacer la reducción del diario, en el área periodística se redujo un 60% del personal y en el resto de áreas se han ido produciendo los despidos de forma paulatina. El diario en papel todavía circula que no se ha tomado la decisión interna en el Directorio de cerrarlo, debido a la pugna entre los accionistas privados, que no quieren su cierre, y el gobierno. Hoy tenemos menos de la mitad del personal que tiene que seguir haciendo el diario de papel, con una calidad peor. El número de páginas es el mismo, pero se retea menos y se hacen notas básicamente informativas en espacios muy cortos. Sin reflexiones de la noticia, explicaciones ni investigaciones.
¿Cuántos trabajadores han sido despedidos hasta el momento?
En el área periodística despidieron a 53 personas y éramos un poco menos de cien. En el área de distribución, fueron despedidos todos los trabajadores de la empresa subsidiaria Vía Directa y eran unos setenta u ochenta. Se esta que los despidos deberían llegar a los doscientos de aquí a diciembre, cuando antes éramos 350 profesionales.
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¿Cuándo se conocerá la fecha definitiva de cierre?
El próxo lunes 13 de diciembre el Directorio acordó una Junta de accionistas donde podría establecerse esa fecha. Es una cuestión de tiempo que la reducción la están haciendo y el diario no podrá seguir mucho más tiempo en las condiciones en las que está. Hay secciones, como Cultura, que quedaron sin ningún periodista y en el Semanario quedan dos personas.
¿Qué motivos se argumentaron?
A nosotros se nos despidió sin decirnos la razón y sin que ninguna autoridad del diario se dirigiera a los trabajadores. No tenemos versión oficial. A los despedidos se les dijo que se supría su cargo y que había una reestructuración. Extraoficialmente, el presidente del Directorio, Daniel Platovsky, hombre de confianza de Sebastián Piñera, ha dicho que es razones económicas y de viabilidad que ahora todo se orienta hacia intet y el papel está en retirada. Se lanzaron argumentos superficiales sin ninguna profundidad que internamente no hay ningún estudio y, día a día, se provisa entorno a lo que se quiere hacer con el diario. Con la excusa de reconversión del diario se está demorando un proceso destinado a cerrarlo. Esta fórmula busca un menor pacto y pueden justificar que no están cerrando el diario sino que lo están potenciando, pero es mentira que no hay proyecto y las personas que están a cargo no tienen la experticia de plementar un diario en intet.
¿Se han producido recolocaciones?
Todavía no ha habido grandes cambios internos. Reubicación no ha habido, pero esta semana sí que han llegado algunas personas nuevas. Quizá hayan contratado colaboradores que despidieron a más personas de las que debían.
¿En qué condiciones se dieron los despidos?
Las personas despedidas recibieron su indemnización legal más un beneficio adicional acordado con el sindicato, dadas las condiciones. Nosotros nos negamos al retiro voluntario que quería instaurar en principio la empresa. Dijos: ‘cuando ustedes tomen la determinación van a tener que despedir a estas personas’.
Se anunció la pugnación de la pasada Junta de Accionistas. ¿En qué punto se encuentra?
En el diario existen al menos tres sindicatos. Nosotros apoyamos a uno de ellos que, al tener acciones dentro de la sociedad, tenía el poder de pugnar la Junta de Accionistas. Se pidió un árbitro que diriera la controversia entre los accionistas privados y el Estado. Ya debería haber sido nombrado el árbitro pero yo no he sido notificada de que haya sucedido y los despidos han seguido ocurriendo. Paralelamente, intentamos presentar antes del próxo miércoles al menos dos iniciativas. Una, junto con el Colegio de Periodistas, de cómo se vulnera en Chile el derecho a la libertad de expresión y a la información. El cierre del diario deja la comunicación a merced de una concentración de medios bastante extrema.
¿Cómo afecta el cierre de La Nación al panorama periodístico chileno?
Lo afecta muy fuertemente. Incluso con la existencia de La Nación, hay una altísa concentración. Hay dos conglomerados en términos de la prensa escrita que concentran el 92% del mercado y el 96% de la publicidad. La desaparición de La Nación les otorga el 100%, con un debilitamiento a nivel de regiones donde el monopolio es casi completo de El Mercurio. En los otros medios se vive algo silar. En radio, hay una concentración muy fuerte en dos conglomerados internacionales. Cada uno de ellos tiene entre 12 y 22 cadenas. En televisión, el canal público TVN funciona comercialmente como los otros canales. La desaparición de un diario que pudiera ser pluralista en sí mismo y no representar sólo una visión, como lo hacen legítamente los otros medios de comunicación, nos deja a merced de un sistema de medios comercial, que está supeditado a su financiación y a lo que las empresas anunciantes permiten publicar, lo que es una forma de censura moderna.
Seguiremos informando…