La validación científica de las aplicaciones de salud, la competencia tecnológica del paciente y la utilización de las aplicaciones desde una perspectiva institucional. Son los tres retos básicos que ha destacado Amelia Uceda Plaza, Máster en Digital Business, sobre las aplicaciones de salud.
Cada vez más personas tiene teléfonos inteligentes. Son prescindibles en nuestro día a día que solucionan diversos problemas, entre ellos, y de los más tantes, el control de determinadas enfermedades crónicas: avisos para administrar o tomar la medicación incentivando la adherencia a tratamientos; la constante incoración de datos o detalles sobre los aspectos más reseñables de cada crisis; consejos sobre los cuidados a tener en cuenta; e incluso, juegos que incentivan comtamientos correctos.
Sin embargo, tal y como señala Amelia Uceda Plaza en el blog ICEMD, una plataforma con la que el Instituto de Economía Digital pretende que los alumnos promuevan su propia iniciativa y se autopromocionen, pese a que hoy en día hay 40.000 apps de salud, menos del 20% de éstas se usan, es decir, un 80% de estas apps no se descargan o, una vez descargadas, no se encuentran útiles y dejan de usarse. Esta autora reconoce que ‘todo es muy prometedor’, pero destaca que ‘hay mucho hacer’.
1. Validación científica de las apps.
El principal reto es demostrar científicamente los beneficios que se atribuyen a muchas de apps que se utilizan en el entorno clínico y que pueden tener consecuencias en el diagnóstico y/o tratamiento de la enfermedad, es decir, se necesitan evidencias científicas. Para encontrar estas evidencias hace falta investigación pero ¿quién asume este coste? Para algunos profesionales médicos las compañías tecnológicas tendrían que hacer lo mismo que ha hecho la industria farmacéutica, es decir, pagar los ensayos clínicos que permiten demostrar los resultados.
2. Competencia tecnológica del paciente.
Hay que tener muy en cuenta la competencia tecnológica del paciente y la complejidad de su cuadro clínico. Como expresa muy bien Albert Jovell, Director del Instituto Global de Salud Pública y Política Sanitaria de la Universidad Internacional de Cataluña, un paciente con una baja complejidad clínica y una alta competencia tecnológica puede utilizar estas apps; mientras que, un paciente con alta complejidad clínica y baja competencia tecnológica, no puede.
3. Aplicación institucional de los dispositivos.
Estamos lejos de utilizar estas aplicaciones desde una perspectiva institucional. La tecnología móvil que los médicos tienen en sus casas y a nivel particular es mucho mejor que la disponible en los hospitales, máxe si hablamos de la sanidad pública. La solución no es que el médico utilice su dispositivo personal para desempeñar su trabajo, aunque solo sea razones obvias de seguridad.
Amelia Uceda Plaza describe ‘tres retos muy básicos que no nos conviene olvidar, no son los únicos, pero sí los principales’ a los que se enfrentan la apps de salud. A su vez, subraya que, sin duda, ‘el futuro de la salud pasa la digitalización de los procesos y el uso masivo de los dispositivos móviles, pero aún tenemos que superar algunos obstáculos y las dificultades no se deben perder de vista si no queremos acabar navegando en un mar de cifras ilusionantes que nos pidan poner el foco en avanzar superando escollos’.
Los Blogs ICEMD del Instituto de Economía Digital versan sobre las disciplinas más avanzadas de g, y ofrecen contenido y análisis de valor de lo últo del g. Con estas plataformas se pretende potenciar los valores de los alumnos como emprendedores, investigadores, analistas, promoviendo su propia iniciativa, dotándoles de un sitio de autopromoción y visibilidad en el mercado, además de ofrecer a éste últo contenidos de alto valor.
Seguiremos informando…