El 99% de la población consultada tiene conocimiento sobre el virus COVID-19, y seis de cada diez españoles reconoce sentir preocupación, desconfianza y miedo ante el avance del coronavirus, por lo que la población está tomando medidas -para prevenir el contagio- que afectan a sus comportamientos, decisiones y hábitos de compra.
Estas son algunas de las conclusiones del estudio realizado por Villafañe & Asociados -compañía especializada en el análisis y gestión integral de la Reputación Corporativa y el Liderazgo y participada por Estudio de Comunicación, y la empresa de inteligencia digital Nethodology- que analiza también otras cuestiones como las fuentes utilizadas para informarse y la credibilidad que la sociedad les concede, la percepción sobre el grado de información que se tiene de la enfermedad, la participación de la ciudadanía en la difusión de informaciones y contenidos por diversos medios -incluidas las redes sociales-, los comportamientos adoptados para minimizar la probabilidad de contagio y las implicaciones para la economía y los negocios.
Respecto a las fuentes, la televisión es, para el 95% de los consultados, principal vía informativa sobre el virus y destaca, además, por la credibilidad que tiene para la sociedad española, siendo la más creíble con un 46%. Las redes sociales, en cambio, tan solo cuentan con un 3% de credibilidad, lo que no les impide situarse como la segunda fuente más consultada (con un 64%). Los periódicos online son consultados por un 64%, la radio por un 61%, la prensa impresa por un 47%, y el WhatsApp por un 42%, aunque este último cuenta con “cero credibilidad” para los públicos consultados.
Por otra, parte, la preocupación sobre el Coronavirus ha llevado a más de 10 millones de españoles a recopilar información a través de los principales buscadores web, principalmente sobre las noticias de última hora, los síntomas asociados a la enfermedad e información sobre productos sanitarios como las mascarillas.
Respecto a los hábitos sociales y de consumo, el estudio evidencia un cambio de comportamiento. Las emociones negativas han llevado a los ciudadanos a adoptar medidas como la reducción de compras, ocio y desplazamientos, lo que incide directamente sobre el consumo. También se ha producido un impacto directo en los mercados y las compañías, puesto que ha descendido considerablemente la presencia de las personas en lugares concurridos y se han dejado de comprar productos online provenientes de los países más afectados por el Coronavirus; se han reducido los viajes en transporte público y, por otra parte, se ha acentuado la acumulación de alimentos ante posibles desabastecimientos.
En cuanto a cómo daña el COVID-19 la Reputación Corporativa, aunque no existen todavía datos empíricos, el estudio evidencia que: multinacionales de diferentes sectores han rebajado las previsiones de resultados económicos (profit warning) para este año, muchas compañías están teniendo problemas logísticos por interrupciones en sus cadenas de suministro, otras están tratando de alcanzar pactos con sus empleados para acometer expedientes de regulación de empleo temporal (ERTE), y la gran mayoría están cancelando viajes, actos públicos y registrando una caída en sus ingresos.
Sin duda, el día a día de las compañías se ha visto alterado, obligando a la implementación de planes de actuación que en su mayoría integran la limitación de viajes a zonas de riesgo para sus trabajadores, la anulación de encuentros presenciales o su sustitución por reuniones digitales, la suspensión temporal de desplazamientos tanto nacionales como internacionales y el fomento de la utilización de los medios de trabajo telemático.
Según el estudio realizado por Villafañe & Asociados y Nethodology la incertidumbre en los distintos públicos objetivo tiene efectos negativos sobre los diferentes stakeholders: en el consumidor, el descenso de ingresos; en el inversor y en los analistas, un mayor coste de capital y descenso del valor; en el empleado, una menor productividad; en el regulador, presión fiscal y trabas a la actividad; y en los periodistas, la difusión de una información negativa hacia los diferentes públicos.
En conclusión, el estudio pone de manifiesto que, ante este contexto de incertidumbre, donde la población general siente miedo y preocupación, se desencadena una crisis de confianza que afecta a todos los stakeholders y, por ende, impactará negativamente en el negocio. Por ello, una mala gestión de la reputación, sumada a la incertidumbre de la sociedad, podría convertirse en una crisis y poner en riesgo el negocio de las compañías.
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