La crisis desatada por el coronavirus ha trastocado el funcionamiento habitual de los programas de televisión. Muchos de ellos han tenido que cerrar sus puertas temporalmente, mientras que otros han optado por reducir drásticamente el número de personas en plató o, directamente, por trasladar el estudio a las casas del presentador y los colaboradores. Pero, más allá de las dificultades técnicas que plantea la pandemia, algunos formatos han logrado resucitar sus audiencias gracias al COVID-19.
Uno de los casos más notables es el de Todo es mentira. Pese a cumplir un año en antena, el programa que presenta Risto Mejide en las tardes de Cuatro arrancó 2020 mostrando la misma incapacidad de siempre para despegar, perdiendo una y otra vez su particular duelo contra Zapeando y los documentales de La 2. Tan solo la llegada del coronavirus (y sus consecuencias, tanto a nivel informativo como el efecto ha tenido en su gran rival) ha conseguido que los datos del formato comiencen a despuntar.
Sin ir más lejos, el magacine vespertino firmó este jueves el mejor registro de su historia tras cosechar un 6,3% de cuota de pantalla y 1.041.000 espectadores, convirtiéndose en la cuarta oferta más vista de su franja. Con este máximo, Todo es mentira cierra un semana de ensueño en la que ha superado en tres ocasiones el millón de televidentes, una barrera inimaginable de sobrepasar hace tan solo unas semanas.{wbamp-show start}
Para comprender cómo ha influido el coronavirus en las audiencias de Todo es mentira basta con echar la mirada atrás: el programa promedió un 4,5% de share y 514.000 fieles en febrero frente al 4,8% de cuota y 716.000 seguidores de media que marcó durante marzo, lo que se traduce en un incremento de tres décimas y 202.000 adeptos en tan solo un mes. Este fenómeno es aún más obvio si se comparan los datos que había marcado el formato antes de la aplicación del estado de alarma (4,7% y 560.000 televidentes) con los registros que ha alcanzado durante las semanas posteriores (5,1% y 860.000 espectadores).
La explicación de este repunte es tan simple como mirar a su vecino: desde el pasado lunes, laSexta emite reposiciones de Zapeando en lugar de nuevas entregas, lo que ha resultado indispensable para que el programa se apunte semejantes cifras. Otra de las claves del buen rendimiento que está demostrando Todo es mentira durante estos días reside en el consumo televisivo, que se encuentra en récords históricos. Esta circunstancia se ha convertido en acicate para la mayoría de programas, que ha incrementado notablemente el número de espectadores debido al confinamiento impuesto por el Gobierno. Por último, el gran interés informativo que existe en España en estos momentos también ha ayudado a que mejoren los datos del espacio, que suele incrementar sus audiencias cuando aborda asuntos controvertidos.
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