UN FORMATO VIRTUAL QUE PERMITE SEGUIR REALIZÁNDOLO EN EL CONTEXTO ACTUAL DE PANDEMIA

El Hospital Universitario General de Villalba celebra una nueva edición de su taller ‘No estás sola’

CON EL OBJETIVO DE ACOMPAÑAR A LAS PACIENTES CON CÁNCER DE MAMA DURANTE TODO SU PROCESO TERAPÉUTICO

Uno de los aspectos más temidos en el diagnóstico es que se trate de una enfermedad sin cura, pero, gracias a la detección precoz, la supervivencia en el cáncer de mama es muy alta: del 95 por ciento

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Se estima que una de cada ocho mujeres padecerá cáncer de mama a lo largo de su vida, una patología en la que la humanización de la asistencia, el abordaje integral y multidisciplinar y el seguimiento continuo son fundamentales, tanto para la propia paciente como para su entorno. Para optimizar estas claves, el Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario General de Villalba, perteneciente a la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid,celebra desde su apertura, junto a la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), sus talleres periódicos ‘Cáncer de mama. No estás sola’, que ahora ha adaptado a formato virtual para poder seguir realizándolos en el contexto de la pandemia causada por la Covid-19, y cumpliendo las necesarias medidas de prevención y seguridad derivadas de ella.

“Desde que el hospital abrió hace ya más de seis años, impartimos este taller dirigido a resolver las dudas que las pacientes y sus familiares puedan tener acerca del abordaje de esta patología”, señala la Dra. Mercedes Andeyro, jefa del Servicio de Ginecología y Obstetricia del centro. “Con esta iniciativa -continúa- hemos creado un espacio en el que participan pacientes en diferentes fases de la enfermedad y que hace que nos sintamos todos más unidos en el diagnóstico y el tratamiento de la patología”.

En este encuentro participan profesionales de las diferentes especialidades que colaboran en el tratamiento del cáncer de mama, todos ellos pertenecientes al comité multidisciplinar de mama que se reúne cada martes en el hospital para consensuar e individualizar el abordaje, trayectoria y necesidades de cada paciente.

Entre estos especialistas se encuentran, además de los profesionales de Ginecología y de Oncología (tanto médica como radioterápica), los de Cirugía Plástica, encargados del tratamiento reconstructivo, tanto inmediato como en diferido de la mama; de Rehabilitación, que explican los cuidados sobre la cicatriz, los ejercicios que las pacientes pueden hacer después de la cirugía y para evitar el linfedema; de Nutrición, que ofrecen consejos para una alimentación saludable durante todo el proceso; y de Psicología, que dan la visión sobre la carga emocional que supone el diagnóstico de la enfermedad.

Por último, también participan los profesionales de la Asociación Española Contra el Cáncer que trabajan en el Hospital Universitario General de Villalba, cuya labor es facilitar a las pacientes todos los recursos que la AECC pone a su disposición e informarles de las opciones existentes en el ámbito estético: cuidado de la piel, maquillaje, pelucas, pañuelos…

Un acompañamiento en la enfermedad

El cáncer de mama supone un paréntesis de aproximadamente un año entre las fases de diagnóstico, tratamiento, cirugía y primeras revisiones. “Es un cambio a nivel laboral y personal; de repente se ven alteradas las relaciones laborales, sociales y familiares, los hábitos de vida, la forma de hacer deporte… Todo el entorno de la paciente se ve afectado por la situación y cada uno pasa por distintos momentos de adaptación a la enfermedad”, explica la Dra. Andeyro. Por ello, en este taller, además de despejar dudas acerca de la enfermedad, tanto pacientes como familiares reciben soporte psicológico de los profesionales y también de otras personas que están pasando por la misma situación.

En concreto, uno de los aspectos más temidos en el diagnóstico es que sea una enfermedad sin cura. Sin embargo, el 95 por ciento de las pacientes se recupera. “Eso sí, hay que ‘ir a por ello’; es una escalera larga en la que hay que ir subiendo los escalones uno a uno y, si se suben todos, lo normal es que se llegue a la curación”, expone la especialista. La pérdida del cabello es otro factor que también preocupa, porque es la “cara externa” más clara de la enfermedad. “Pero en nuestros encuentros vemos que hay muchas alternativas para solucionar todo eso -añade- y que son periodos de la vida que se pasan y, lo que es más importante, que en la mayoría de los casos l se superan”.

Un motivo de inquietud también extendido es la quimioterapia y sus efectos, pero, como detalla la jefa del Servicio de Ginecología y Obstetricia del hospital, cada organismo responde de una manera diferente, no todas las pacientes necesitan este tratamiento y, además, “hoy en día, hay muchos fármacos que ayudan a sobrellevarlo, permitiendo incluso seguir trabajando a muchas pacientes”.

Un acompañamiento en la enfermedad

“Gracias a la detección precoz, la supervivencia en el cáncer de mama es muy alta: del 95 por ciento”, asegura la Dra. Andeyro, quien señala que durante la pandemia se han diagnosticado más tarde algunos tumores porque las pacientes, a pesar de haber notado una anomalía, no han acudido al hospital por miedo al contagio.

Detectar el cáncer lo antes posible aumenta las posibilidades de que el tumor sea muy pequeño en el momento del diagnóstico, se pueda tratar de manera menos severa y se resuelva con mayor seguridad. Por ello, la recomendación es cuidarse mucho (llevar una vida sana, hacer ejercicio y no fumar), estar alerta, autoexplorarse y, si se nota alguna alteración, siempre consultar al médico de Atención Primaria. “La mayoría de las anomalías que se detectan en la mama son benignas, pero hay que consultar al profesional y hacer las pruebas necesarias para confirmarlo”, insiste.

El hecho de no tener antecedentes familiares de esta patología no implica que no haya riesgo de padecerla. “El cáncer de mama familiar solo representa un 10 por ciento de todos los casos de este tipo de neoplasia; por eso es importante que todas las mujeres se hagan la autoexploración de la mama una vez cada 3 o 4 meses para valorar si notan algo diferente: un bulto de nueva aparición, una alteración en la piel, una secreción extraña en el pezón, sanguinolenta o purulenta…”. Además, con el fin de detectar el tumor incluso antes de que sea palpable, las mujeres a partir de 50 años, sin riesgo familiar específico y con una exploración normal, deben hacerse mamografías cada dos años dentro del Programa de Detección Precoz del Cáncer de Mama de la Comunidad de Madrid (DEPRECAM).

Seguiremos Informando…

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