La Fundación Jiménez Díaz ha incorporado a su cartera de servicios la braquiterapia de alta tasa, un tipo de radioterapia que consiste en colocar el material radioactivo en las proximidades o en el interior del tumor, con lo que se evita la irradiación de los órganos cercanos y se disminuyen los efectos secundarios sobre estos.
Según explica el Dr. Walter Vásquez Rivas, médico adjunto del Servicio de Oncología Radioterápica del hospital madrileño, “en el servicio tradicionalmente se realizaba la braquiterapia de baja tasa, procedimiento en el cual se implantan semillas radioactivas a nivel de la próstata, las cuales se quedan alojadas de por vida y emiten radiación muy localizada durante aproximadamente 3 meses”. A diferencia de este procedimiento, con la braquiterapia de alta tasa no se implanta ningún tipo de material radioactivo permanente, sino que se puede conformar mejor la dosis de radiación a los órganos de riesgo (uretra, vejiga y recto), reduciendo los efectos adversos sobre estos y, además, requiere menos tiempo de quirófano.
La radioterapia convencional puede abarcar hasta 28 sesiones de tratamiento. Sin embargo, con la braquiterapia hay una reducción significativa del tiempo, ya que los tumores de bajo riesgo se pueden tratar en dos sesiones; y los de riesgo intermedio y alto riesgo en una sesión de braquiterapia seguida de 15 de radioterapia convencional. Además, este procedimiento reduce las dosis de radiación que reciben los tejidos cercanos a la próstata y los efectos adversos en relación con la irradiación y la hospitalización, debido a que se realiza en un mismo día.
“A diferencia de la radioterapia con fotones, el material radioactivo se aplica muy cerca o dentro del tumor, ya que es un procedimiento intervencionista que precisa de anestesia. No obstante, sus tasas de curación son equiparables a cirugía y a radioterapia convencional, e incluso pueden mejorarlas si se utiliza en tratamiento combinado con radioterapia externa”, asegura el Dr. Vásquez, quien añade que “la perspectiva en cuanto a control del tumor y supervivencia global con estos tratamientos es excelente, debido a que se detectan tasas de control local y libre de recurrencia bioquímica a cinco años hasta del 94 por ciento”.
Como cualquier otro tratamiento, la braquiterapia de alta tasa puede tener efectos secundarios, pero suelen ser locales, sobre todo a nivel urinario (disuria, aumento de frecuencia urinaria diaria y nocturna, urgencia urinaria). Estos suelen ser temporales y, para intentar prevenirlos, se administra medicación alfa bloqueante -tamsulosina-, que ayuda a reducir la contracción muscular de vejiga y uretral, lo cual facilita el flujo de orina y mejora la sintomatología.
Primer caso de éxito
La Fundación Jiménez Díaz realizó el pasado mes de abril su primera intervención de braquiterapia de alta tasa en un paciente diagnosticado de adenocarcinoma de próstata de alto riesgo y con otras patologías de riesgo. Tal y como señala el Dr. Vásquez, “este paciente precisaría un tratamiento con radioterapia externa en 28 sesiones, en torno a un mes y medio; sin embargo, por sus características, optamos por un tratamiento combinado con braquiterapia de alta tasa de dosis en sesión única y, dos semanas después, 15 sesiones radioterapia externa. Eso nos ha permitido dar una mayor dosis de tratamiento a la próstata y reducir las dosis de radiación recibidas por vejiga y recto”.
Desde su intervención, “la evolución del paciente -confirma el especialista del Servicio de Oncología Radioterápica- ha sido excelente, con síntomas urinarios leves y sin problemas obstructivos”.
Seguiremos Informando…