Por qué queremos salir a Bolsa

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Por: José Antonio Llorente Herrero*

De todos los sueños que caben en la historia de una empresa, la salida a Bolsa probablemente sea el más ambicioso y el más emocionante. En LLYC estamos completando estos días ese proceso de salida al mercado, una etapa que requiere de una concentración absoluta y de un análisis económico exhaustivo durante muchas semanas. Superamos ya las distintas etapas, incluida la autorización oficial de BME Growth y nos queda solo empezar a cotizar. Llegados a este punto, seguimos igual de ilusionados que el primer día, inmersos en el entusiasmo propio de un enamoramiento o una ensoñación, porque, al igual que ocurre en los mejores relatos, lo mejor que nos traerá la Bolsa sin duda está por llegar.

Salir a Bolsa es tan solo una de las opciones que se le plantean a una empresa en plena progresión. Vivimos una etapa de intensa liquidez en los mercados, con numerosos fondos deseosos de invertir en todo tipo de sectores. Sin embargo, cuando en LLYC nos ha llegado el momento de encauzar, sistematizar y dar sentido a la mayor vocación de crecimiento de nuestra historia, los socios y el equipo directivo hemos coincidido en que salir al mercado era la opción idónea para nosotros, sin desmerecer las otras.

Primero, porque implica un profundo ejercicio de transparencia y un eficaz gobierno corporativo, dos facetas en las que constantemente los clientes nos piden consejo y ayuda. Y qué mejor que tu consejero conozca en primera persona los retos que suponen ambos desafíos.

Segundo, porque nos ofrece la oportunidad de dialogar con los inversores y trasladarles, en tiempo real, nuestra oportunidad de inversión, pero también cuáles son nuestros valores y nuestro propósito.

Nos hemos fijado el objetivo de duplicar nuestra facturación en cuatro años, desde los cerca de cincuenta millones de euros anuales actuales hasta los cien millones. Nos proponemos hacerlo mediante el crecimiento orgánico, y también mediante la adquisición de negocios complementarios en nuestros mercados clave. Ya hemos completado siete integraciones de firmas en los últimos años, y queremos cerrar varias nuevas adquisiciones más en distintos países, con el foco en las nuevas tecnologías exponenciales.

Contamos para ello con unos profesionales talentosos, disciplinados y creativos, con un desempeño especialmente brillante en el último año y medio. Al salir a Bolsa también les ponemos a ellos en el centro del mercado, porque estamos persuadidos de que solo las empresas en ascenso son aquellas que pueden ofrecer las mejores oportunidades de carrera y crecimiento profesional. Los actuales socios estamos plenamente implicados con alentar el desarrollo de las nuevas generaciones de profesionales, tanto de quienes ya están en la compañía como de quienes nos acompañarán en el futuro.

Desde hace muchos años, tengo la firme convicción de que somos lo que intentamos, y también lo que contamos a propósito de ello. En nuestra profesión es habitual poner nombres en clave a los planes. Por eso, cuando le tocó el turno a nuestra salida a Bolsa no lo dudamos. De inmediato pasó a llamarse Proyecto Moon, conectándonos con la visión del presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy y el que creo que ha sido su eslogan más aspiracional y motivador: we choose to go to the moon. Él consiguió implicar a todo un pueblo en el proyecto de viajar a la luna, que entonces parecía un sueño inalcanzable. Nosotros somos mucho más modestos. Nos conformamos con trasladar al mercado la seguridad de que nuestro sueño empresarial ya es posible hoy, y mañana será aún mejor. Así que despegamos…

*José Antonio Llorente es Socio Fundador y Presidente de LLYC, consultoría de comunicación líder en el mundo de habla hispana y portuguesa, impulsora del “think tank” de comunicación IDEAS LLYC. José Antonio es autor de El Octavo Sentido, ensayo sobre la relevancia de la comunicación en la sociedad del siglo XXI, es consejero de Human Age Institute y es miembro del Consejo Internacional de Mecenazgo del Museo Reina Sofía, miembro Consejo Asesor de la Fundación ARCO y patrono del Museo del Barrio de Nueva York.

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