Un rayo de placer, oh, oh, oh

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A medida que el calor del verano invade el aire y arroja un resplandor dorado sobre el paisaje, la ropa se convierte en una mera sugerencia y el agua, naturalmente, en un irresistible oasis de frescura y fantasía sensual. Cuando llega la sensación de excitación, la humedad suele seguirle.

Con la presencia del sol aumenta la vitamina D, un nutriente vital que favorece la producción de testosterona, lo que contribuye a mejorar la vitalidad y el bienestar general. Esta producción de testosterona también puede influir en el apetito erótico, lo que, sobre todo en los hombres, se asocia a una mejora del estado de ánimo y también del deseo sexual. Además, la estación estival anima a pasar tiempo al aire libre, lo que se traduce en un aumento de la actividad física en exteriores, como correr, caminar o nadar. El ejercicio físico contribuye a la actividad sexual de dos maneras: aumenta la libido al liberar endorfinas y mejorar la confianza en uno mismo, y también aporta más flujo sanguíneo a los genitales.

Aunque el sol alimenta el deseo, el calor del verano también puede convertirse a veces en un aguafiestas para los momentos íntimos. Por ello, Megwyn White, Directora de Educación de Satisfyer, ofrece algunos consejos para aprovechar al máximo el verano al practicar sexo:

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