Este lunes 20 de enero, Washington DC se convierte en el escenario de una de las celebraciones más tradicionales, pomposas y antiguas de Estados Unidos: la investidura de su presidente, el 47º en esta oportunidad. La ciudad se prepara desde hace once semanas, y ya en las últimas horas con vayas de seguridad en las inmediaciones del Capitolio. Después de unas elecciones cuyos resultados no dejaron dudas sobre el ganador, Donald Trump llega a la Casa Blanca, donde permanecerá hasta el 2029. Pero, ¿cómo debemos leer esta investidura en clave española?
Dos expertos en Asuntos Públicos ayudan a encontrar respuestas a esta pregunta. Para Javier Balmaseda, director de EU Affairs en NITID, “lo prudente sería una relación de cordialidad institucional entre España y los Estados Unidos. Las buenas relaciones dependerán en gran medida de la responsabilidad y la voluntad política de ambos líderes, y de sus administraciones, por mantenerlas”. Consultado por PRNoticias, estima que en materia de relaciones bilaterales, existen señales que apuntan en la buena dirección.
Por su parte, el director de Asuntos Públicos de Grayling España, Javier Corrales, lo valora desde otra perspectiva. “La indefinición geopolítica de España, cambiante en función de los gobiernos sucesivos durante los últimos años, y en especial los posicionamientos del actual gobierno español en los conflictos de Oriente Medio, Venezuela o Cuba, han hecho que España esté muy alejada del actual gobierno de Trump en política internacional, lo que supondrá estar muy alejado de suponer una influencia política a nivel global”, asegura a PRNoticias.
Además, cuatro hechos recientes arrojan algunas luces a la interrogante. En orden cronológico: una amenaza de sanciones a España si EE. UU. comprueba que ha interferido en su comercio exterior; un empresario cubano nominado como embajador de EE. UU. en España; un político de derechas invitado a la ceremonia en vez de al presidente del Gobierno; y un presidente del Gobierno que se promociona contrario a la corriente de Trump. Así arranca la relación entre España y Estados Unidos al inicio de la segunda -y última- legislatura de Donald Trump.
Una amenaza de sanciones a España si EE. UU. comprueba que ha interferido en su comercio exterior
El pasado 7 de diciembre se conoció que la Comisión Federal Marítima (FMC) de Estados Unidos abrió una investigación sobre la presunta negativa de España a que cargueros estadounidenses hagan escala en sus puertos. El anuncio llegó con una advertencia: se podrán imponer “importantes medidas correctivas”, con multas de hasta 2,3 millones de dólares por viaje, si se constatan “efectos perjudiciales” para el transporte marítimo como consecuencia de este hecho.
La Comisión se encuentra en este momento recopilando información, que incluye observaciones que terceros puedan hacer. Si durante el periodo de investigación la FMC confirma que ha habido interferencia de España en el comercio exterior de EE. UU., las sanciones podrían ir desde “multas diarias sustanciales” hasta la prohibición de que los buques españoles atraquen en puertos estadounidenses.
Un empresario cubano nominado como embajador de EE. UU. en España
Donald Trump ha nominado al empresario de origen cubano Benjamín León Jr. como próximo embajador en España. “Vino a Estados Unidos desde la Cuba comunista cuando tenía 16 años, con sólo cinco dólares en el bolsillo, y logró convertir su empresa, Leon Medical Centers, en un increíble negocio”, indicó el 2 de enero en redes sociales.
Tiene 80 años de edad, es fanático de la hípica, donante del Partido Republicano, crítico del comunismo y una figura destacada en el sector sanitario estadounidense. Le reconoce su labor filantrópica, pero también su oposición al régimen cubano, un hecho que algunos interpretan como un mensaje al gobierno de Pedro Sánchez.
Un político de derechas invitado a la ceremonia en vez de al presidente del Gobierno
La lista de invitados a la ceremonia de investidura incluye a Javier Milei, presidente de Argentina; Giorgia Meloni, primera ministra de Italia; Viktor Orbán, primer ministro de Hungría; Benjamin Netanyahu, presidente israelí; Nayib Bukele, presidente de El Salvador; Daniel Noboa, presidente de Ecuador; Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil… Y a Santiago Abascal, el líder de Vox, que acudirá como parte de una delegación de Patriotas para Europa, grupo en el Parlamento Europeo del que Vox es integrante.
España estará representada por la embajadora española en Washington, Ángeles Moreno. En la lista de invitados no figura el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ni la presidenta de México, Claudia Sheinbaum; ni el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, ni el ruso, Vladimir Putin. Tampoco está, por supuesto, el nombre de Nicolás Maduro.
Un presidente del Gobierno que se promociona contrario a la corriente de Trump
Pedro Sánchez acudió este 14 de enero a la Conferencia de Embajadores y Embajadoras 2025 donde ofreció un discurso de más de 40 minutos, en el que nombró a Estados Unidos cuatro veces, no así a Donald Trump.
La primera vez fue para citar el intento de magnicidio contra el presidente electo, haciendo referencia al cuestionamiento de la democracia en muchos países del mundo. La segunda, en el marco de la necesidad de “revitalizar las alianzas con otras regiones empezando por las relaciones transatlánticas. Vínculo absolutamente imprescindible con Estados Unidos”.
Las últimas dos veces que Sánchez nombró a Estados Unidos fue para decir que España quiere afianzar su relación con Estados Unidos. “Y en el complejo contexto global, y apenas a unos días de la toma de posesión del presidente Trump, España quiere seguir profundizando y afianzando la relación estratégica con Estados Unidos y un vínculo transatlántico que nos une y en el que cree el Gobierno de España. Estados Unidos es un aliado imprescindible para hacer frente a los desafíos de nuestro tiempo. Y para la defensa también de nuestro modelo de convivencia”, dijo.
Pero lo que más han resaltado los medios españoles han sido las dos citas de Sánchez a la “internacional reaccionaria”, doctrina que agruparía a líderes de derechas como Donald Trump, Viktor Orbán y Javier Milei, contrarios a la “internacional comunista” del siglo pasado. “Nos toca ser protagonistas en una Europa en la que la internacional reaccionaria lo que busca es dividir y robar la esencia del proyecto europeo”, dijo el presidente del gobierno Español, interpretado como un llamado a reforzar la UE frente a esta doctrina, que él pretendería liderar.
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