El sector agroalimentario español enfrenta hoy desafíos que van desde el cumplimiento de las políticas comerciales y agrícolas comunes de la Unión Europea, y la amenaza de los aranceles de la administración Trump, hasta las exigencias de los consumidores, que piden procesos y productos no solo de calidad, sino que también respeten criterios éticos y medioambientales.
Así las cosas, el marketing agroalimentario está siendo clave para conectar el campo con el consumidor final. Estrategias como el etiquetado claro, el storytelling del origen de los productos, y la promoción a través de plataformas digitales han ganado protagonismo, en un entorno, además, influenciado por la digitalización, la inteligencia artificial y la personalización del consumo.
Para hablar de esta realidad, tan específica como vital, desde la perspectiva del marketing, en PRNoticias conversamos con María José Millán, CEO de AGR Food Markeking, reconocida entre las 50 mejores
directivas de España por el Banco Santander. Conforme el sector esté más consciente de la necesidad de anticipar tendencias y adaptar su oferta con mayor precisión, usar las nuevas tecnologías de marketing y comunicación, y conectar emocionalmente con los consumidores, tendrá más probabilidades de mantenerse en el mercado y crecer. He aquí algunas claves.
¿Cuál es el principal reto que enfrentan hoy las empresas del sector agroalimentario en términos de marketing y comunicación?
El mayor desafío que enfrentan hoy las empresas del sector agroalimentario no es solo producir alimentos de calidad, sino construir una relación auténtica con consumidores cada vez más informados, en un entorno donde la sostenibilidad, la salud y la trazabilidad cobran importancia. Este desafío se vuelve aún más complejo cuando se cruza con una coyuntura económica que empuja a muchas personas a priorizar el precio por encima de otros valores, generando una tensión constante entre el deseo de consumir de forma ética y la necesidad de ajustarse a presupuestos más limitados. El reto es, por tanto, múltiple.
¿Cómo crees que deben actuar ante este reto?
Por un lado, siendo transparentes, coherentes y consistentes en la comunicación de propósito, sostenibilidad y calidad. Por otro, lográndolo sin perder relevancia ni diferenciación en un mercado saturado, y, además, hacerlo desde una propuesta de valor que contemple la realidad económica de sus públicos. La clave está en innovar con conciencia, crear eficiencias en la cadena de valor que permitan mantener precios accesibles sin comprometer principios, y en construir relaciones a largo plazo basadas en la confianza, la empatía y la utilidad real. Las marcas que entiendan que hoy competir no es solo vender más, sino aportar más, serán las que logren no solo sobrevivir en este escenario de cambio, sino liderar desde la coherencia, la resiliencia y el impacto transformador.
¿Qué tecnologías destacan hoy para mejorar la comunicación y el engagement con los consumidores?
La tecnología más poderosa es una marca, y un producto, que de verdad signifiquen en la vida de las personas, porque la verdadera diferenciación no viene de las plataformas, sino de la conexión emocional que somos capaces de generar con quienes nos eligen. Dicho esto, estamos viviendo un momento único en el marketing agroalimentario gracias a tecnologías que están transformando la forma en que nos comunicamos con los consumidores.
¿Y las herramientas?
La inteligencia artificial y el big data nos permiten personalizar en tiempo real, anticipándonos a lo que el consumidor quiere, siente y espera, afinando mensajes, eligiendo los canales correctos y optimizando recursos. El blockchain suma un valor clave al ofrecer trazabilidad y transparencia en un sector donde la confianza lo es todo, porque hoy más que nunca las personas quieren saber de dónde viene lo que consumen, cómo fue producido y por quién. La realidad aumentada y la gamificación abren la puerta a experiencias interactivas que generan vínculos más profundos y memorables con el producto y la marca. Por nombrar solo algunas. Cuando todo esto se combina con una estrategia creativa y un relato auténtico, capaz de conectar con los valores y emociones del consumidor, es cuando realmente logramos construir comunidad, conversación y una relación de largo plazo.
¿Cómo ves el futuro del marketing agroalimentario?
El marketing agroalimentario está viviendo una transformación profunda, que deja atrás el enfoque puramente transaccional para abrazar una estrategia más educativa, experiencial y alineada con valores humanos y medioambientales. En los próximos cinco años presenciaremos un auge del marketing basado en propósito, donde las marcas que lideren no serán únicamente las que ofrezcan buenos productos, sino aquellas que se comprometan con causas relevantes como la nutrición saludable, la regeneración del suelo o la reducción del desperdicio alimentario. Nosotros, en AGR Food Marketing, le llamamos Marketing de Transformación Social.
¿Qué papel juega y jugará la transparencia, la experiencia del consumidor y los movimientos sociales en el marketing agroalimentario?
La comunicación con datos abiertos se convertirá en una demanda ineludible porque los consumidores exigirán transparencia total sobre los procesos de producción, el impacto ambiental y la trazabilidad. Viviremos también una expansión de las experiencias híbridas, donde la tecnología permitirá combinar lo físico y lo digital para generar conexiones más profundas y revelar la historia y el valor detrás de cada producto. Además, la construcción de comunidades de marca ganará protagonismo, desplazando a las campañas tradicionales para dar paso a movimientos sociales que giren en torno a temas con impacto real en la vida de las personas. En este nuevo escenario, las marcas que quieran ser relevantes deberán asumir un rol activo en la educación, la inspiración y el compromiso con un futuro más justo y consciente.
¿Cuál crees que es y será tu aporte, y el de otras mujeres, en ese futuro del marketing agroalimentario?
La evidencia es clara y contundente: cuando las mujeres accedemos a roles de liderazgo no solo se construyen entornos más justos y humanos, sino que también se generan mejores resultados de negocio y crecimiento sostenido, como demuestran las investigaciones de la Organización Internacional del Trabajo. Este nuevo liderazgo humanista está emergiendo con fuerza en el marketing agroalimentario, y se basa en una mirada más empática, inclusiva y transformadora. Un liderazgo humanista que, por supuesto, no es exclusivo de las mujeres, y que ya es una ventaja competitiva para las marcas que buscan diferenciarse con autenticidad y visión de futuro. A mí me gusta pensar que trabajo para tender puentes entre las marcas y las personas, promoviendo una comunicación honesta, que ayuda a todos los actores de la cadena alimentaria a tomar decisiones conscientes sobre lo que producimos y comemos. Porque el propósito no es accesorio narrativo: es una brújula estratégica capaz de movilizar equipos, fidelizar consumidores e impulsar ventas, como muestran las empresas que lo han integrado en el centro de su modelo de negocio. Es trabajo de todos inspirar un nuevo paradigma en el que la alimentación deje de ser un acto automático para convertirse en una elección consciente, colectiva y profundamente transformadora.
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