Existen aplicaciones para encontrar pareja estable, otras para pasar un buen rato con alguien de tu interés, y otras tantas simplemente para mantener relaciones sexuales de forma ocasional. Y si existe tal variedad de posibilidades, es porque hay una demanda importante.
El mercado sexo afectivo no para de crecer, motivado quizá por los efectos de un uso exacerbado de la tecnología sumado a la pérdida de habilidades sociales entre los más jóvenes. Y es ahí donde las aplicaciones para ligar hacen su agosto.
Entre todas ellas hemos analizado la app Hinge, cuyo origen se remonta a 2013. Entre sus particularidades, destaca que los usuarios pueden enviarse mensajes a otros usuarios sin requerir primero una “coincidencia” en común.
Sin embargo, lo más llamativo ocurre antes de llegar a ello, es decir, durante la creación de un perfil. Entre las preguntas que la app plantea al usuario está la de “con qué genero te identificas”, “con qué nombre prefieres que te llamen” o “cuáles son tus gustos sexuales”.
Entre las opciones que da cualquiera se pierde. A las clásicas preferencias sexuales (heterosexual, gay, lesbiana o bisexual) se añaden otras tan peregrinas como “omnisexual”, “polisexual”, “espectrasexual” o “escoliosexual”.
El sinsentido aquí es del todo sorprendente, pues haciendo gala de ingenio, muy pocos serían capaces de determinar en qué consisten cada una de estas tendencias sexuales. Y mucho menos, de conocer a alguien que se identifique con alguna de ellas.
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