Bueno, pues ya llegó a mi barrio el SER y ya se ha armado. Porque ahora resulta que el “permiso de residencia” es a título personal y no se le concede a ningún tipo de empresa y como este barrio está lleno de “pymes” ya está el lío. Los tres o cuatro empleados que tienen estas pequeñas empresas e incluso el propio dueño o el director tienen que venir sin coche o pagar los tres o cuatro ticket del parquímetro. Así que, de momento, el barrio parece el desierto del Sáhara. Antes no había hueco ni sobre la acera y ahora está todo lpio como una patena.
Y sí se quiere tener el famoso permiso hay que “revenderse” el coche a uno mismo, pero para ello hay que subrogarse el crédito de la financiera, hay que pagar a Hacienda el valor de la compraventa y diez gaitas más. Lo que está motivado una marea de protesta generalizada, pues el SER ya lo llaman el “puesto revolucionario” de la ETA madrileña. ¡Y que conste, que aquí, en este barrio no había ningún problema de tráfico!
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