Bueno, pues ya llegó a mi barrio el SER y ya se ha armado. Porque ahora resulta que el “permiso de residencia” es a título personal y no se le concede a ningún tipo de empresa y como este barrio está lleno de “pymes” ya está el lío. Los tres o cuatro empleados que tienen estas pequeñas empresas e incluso el propio dueño o el director tienen que venir sin coche o pagar los tres o cuatro ticket del parquímetro. Así que, de momento, el barrio parece el desierto del Sáhara. Antes no había hueco ni sobre la acera y ahora está todo lpio como una patena.
Y sí se quiere tener el famoso permiso hay que “revenderse” el coche a uno mismo, pero para ello hay que subrogarse el crédito de la financiera, hay que pagar a Hacienda el valor de la compraventa y diez gaitas más. Lo que está motivado una marea de protesta generalizada, pues el SER ya lo llaman el “puesto revolucionario” de










