El pleno extraordinario del Congreso aprobó, el pasado 18 de enero, la Proposición de Reforma del artículo 49 de la Constitución Española, que amplía los derechos de las personas con discapacidad y elimina del texto la expresión “disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos”. Esta modificación es la tercera desde la entrada en vigor de la Constitución, pero la primera de contenido social. El nuevo texto se adapta, en lenguaje y contenido, a la realidad actual y a la terminología internacional. Pero, en la práctica, ¿qué desafíos conlleva, tanto a nivel político como social?
“La comunicación inclusiva no consiste solo en la sustitución de algunas palabras en los documentos oficiales”, señala Nuria Prieto, responsable de Comunicación de la Fundación Juan XXIII, institución con más de medio siglo de trabajo a sus espaldas por la inclusión social y laboral de personas en riesgo o situación de vulnerabilidad psicosocial, especialmente con discapacidad intelectual.
La nueva redacción reconoce que las personas con discapacidad ejercen los derechos previstos en el Título I en condiciones de libertad e igualdad reales y efectivas. Asimismo, establece que los poderes públicos impulsarán las políticas que garanticen la plena autonomía personal y la inclusión social de las personas con discapacidad, precisamente la labor que lleva adelante esta Fundación, que si bien celebra la reforma, también reconoce que ahora es que comienza el verdadero trabajo.
¿Qué significa para la Fundación Juan XXIII esta reforma constitucional?
En la Fundación Juan XXIII trabajamos desde hace más de 55 años por la inclusión social y laboral de personas en riesgo o situación de vulnerabilidad psicosocial, especialmente con discapacidad intelectual, por lo que, como no puede ser de otra manera, es motivo de celebración y, refuerza, aún más si cabe, nuestra misión. En este sentido, seguiremos apoyando la implementación de medidas que garanticen la plena participación de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la sociedad.
¿Qué desafíos conlleva este cambio?
La comunicación inclusiva no consiste solo en la sustitución de algunas palabras en los documentos oficiales. Es un cambio cultural que debe empezar por reflejarse en el discurso público, en los medios de comunicación y en nuestras interacciones. Empresas, instituciones, medios de comunicación, organizaciones y entidades sociales, desempeñamos un papel crucial en liderar este cambio, promoviendo un lenguaje que refleje la diversidad y fomente la inclusión.
¿Cuál cree que debe ser el papel de los políticos para que este cambio refleje verdaderamente la diversidad y fomente la inclusión?
Desempeñan un papel clave al ser unos de los actores relevantes y facilitadores del cambio social. Es crucial liderar con compromiso y sensibilidad y abogar por nuevas medidas que fortalezcan la inclusión y la eliminación de barreras, porque esta reforma impulsa la agenda de inclusión al más alto nivel para avanzar en los derechos de las personas con discapacidad.
Y a nivel social, ¿qué implica?
Sin duda, esta modificación lingüística va más allá de una simple corrección semántica. A nivel social, implica cambiar la forma en la que nos relacionamos y nos comunicamos. Ahora, más que nunca, nos enfrentamos al reto de interiorizarlo e incorporarlo en nuestra comunicación diaria. Y la sociedad, acostumbrada a términos que han definido durante mucho tiempo a las personas con discapacidad de manera peyorativa, debe transformar sus costumbres y adaptarse a una nueva narrativa que refleje la igualdad y el respeto hacia cada individuo, independientemente de sus habilidades.
¿Qué oportunidades pedagógicas se abren, y en qué sectores, para comprender este nuevo lenguaje en su completa dimensión?
El lenguaje es permeable y abarca todos los ámbitos y sectores. Lo que es fundamental en este proceso, es abrir espacios de diálogo a todos los niveles donde se resuelvan dudas y se promueva la comprensión. La comunicación abierta y respetuosa es vital para construir puentes entre las percepciones arraigadas y las aspiraciones de una sociedad que evoluciona.
¿Cómo, a través de qué canales y hacia qué público, considera se deben hacer campañas divulgativas y de sensibilización?
Esta reforma supone también una oportunidad para educar a la sociedad sobre el impacto que tiene el lenguaje en la percepción de las personas con discapacidad. La falta de conciencia, a veces, sobre cómo nuestras palabras pueden afectar a los demás, es una barrara que debe superarse.
¿Puede citar un ejemplo?
Campañas divulgativas y de sensibilización como Cada Palabra Importa, promovida recientemente por nuestra entidad, desempeñan un papel fundamental en este proceso de concienciación. Y para ello, la combinación de múltiples canales, la creatividad, y la adaptación del mensaje según el público al que nos dirigimos, son esenciales para hacer llegar más lejos este mensaje de inclusión.
¿Qué otras acciones deben acompañar esta reforma para poner en valor la contribución de las personas con discapacidad a nuestra sociedad?
Es necesario darles más oportunidades, por ejemplo, en materia de formación, empleo, vida independiente y participación activa en la toma de decisiones, destacando sus habilidades, logros y potencial para desafiar así estas percepciones negativas tan arraigadas en nuestra cultura. Esta reforma sin precedentes es una oportunidad única para mejorar sus vidas y avanzar en sus derechos.
¿Cuál cree que será la clave del éxito para que esta reforma constitucional se materialice?
El éxito de este cambio tan significativo no se materializará plenamente si no contamos con la participación consciente y activa de toda la sociedad. La construcción de una sociedad verdaderamente inclusiva requiere de un compromiso colectivo y sostenido, donde cada persona jugamos un papel crucial. Nuestra capacidad para aprender y evolucionar es esencial. Porque la responsabilidad de la inclusión no se delega, porque cada palabra que pronunciamos es una oportunidad para construir un espacio donde cada persona sea respetada.
¿Qué le recomienda a las organizaciones sociales, a los maestros, a los padres… para trabajar en este sentido?
Que abracen las diferencias, que fomenten la escucha y la empatía y pongan en valor las habilidades únicas que tiene cada persona. La educación no solo es un medio para adquirir conocimientos, sino también un poderoso vehículo para inculcar valores como el respeto y la inclusión.
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