La última de los ‘cosmopaletos’ de Barcelona no conoce parangón. “Nos vamos de X”, han dicho. Como si a alguien le importase, a estas alturas, lo que haga el diario más ‘caspa’ de -para su desgracia- España, se quiere ir… Sí, ‘caspa‘, a pesar de la vitola de modernidad de unos pedantes a los que sólo leen otros cuatro de la tierra para ver las esquelas, los natalicios y las bodas de la Ciudad Condal, que es lo único que les interesa.
‘La Vanguardia’ sigue en su posición… de pedantería y cabalgando sus contradicciones: un conde grande de España abobado por el independentismo; un ‘turras’ de libro y manual al servicio de la burguesía catalana creyéndose Berlinguer y suspirando por la revolución pendiente; etc. No extraña que, a éstos, y con razón, los mandara a tomar por saco Pablo Iglesias después de exprimirlos hasta la última gota. Siempre hubo, oigan, tontos útiles, que decía el de la perilla. Y mientras tanto, ¿qué nos cuentan de Angelito?, el operativo de Polla de Hojalata (los años no perdonan, y la Cospe tampoco), al que entre él y el pícnico del bueno de Cañete, le buscaron acomodo en el Ministerio de Agricultura, cuando el muchacho sólo sabía que los tomates crecían en los viales del mercadillo y lo más verde que había visto eran los cañamones de Ketama. ¡Qué yerno más ideal, Piluca!