La columnista del CNIO

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Es como si el asunto no existiera. Pero lo cierto es que sí que existe. Desde hace un mes, más o menos, diversas informaciones señalan prácticas irregulares de la directora del Centro Nacional de Investigación Oncológica (CNIO), María Blasco. Entre otras, y quizá sea la menos grave, la de situar a su pareja en el entorno de dicho Centro con cierto tufo a nepotismo. Otros, incluso, señalan presuntos enriquecimientos y compras de inmuebles al cincuenta por ciento. Quién sabe.

Lo llamativo del caso es que en esta movida está quedando en cierto segundo plano la susodicha pareja, que no es más que Ruth Toledano, vieja conocida de quienes tenga algo de memoria por haber sido desde tiempos inmemoriales de esas clérigas acostumbradas a decirle a todo el mundo lo que debe hacer. Marca de la casa, vaya, sea en ‘El País’ o ahora en ‘El Diario’ de los Escolar, donde predica sobre veganismo mientras media redacción se descojona pensando en los lechales de la tierra de los dueños del chiringo.

No deja ser curioso observar cómo Toledano se quejaba hace algún tiempo de las subvenciones a una fundación en defensa del toro de lidia a la luz de ciertas cosas publicadas posteriormente, como las colaboraciones del CNIO que dirige su pareja con otra entidad en la que, a su vez, colabora ella. Aunque ya se sabe que en el ámbito zurdo mediático los escándalos propios nunca existen hasta que explotan como el cráter de un volcán.

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