El 2025 ha llegado con fuerza, con una Europa que enfrenta serios retos para proteger a sus ciudadanos y las libertades, desarrollar una base económica sólida y dinámica, y promover los intereses y valores europeos, y una fuerza que, desde el 20 de enero, no ha parado de romper moldes, esquemas y cualquier proyección, tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
En este difícil escenario, los Asuntos Públicos se posicionan como una práctica indispensable, pero ¿hacia dónde debe mirar España? Alberto Valentín, director de Asuntos Públicos y Regulación en Burson responde a PRNoticias algunas preguntas que ayudan a visualizar el panorama, un panorama que incluso no era el mismo en enero, y quién sabe si seguirá siendo el mismo en marzo.
Asuntos Públicos en 2025: ¿Cuáles son las tendencias?
En un contexto como el actual, las tendencias de los temas que tratamos en asuntos públicos están marcadas por la incertidumbre, la volatilidad, y los nuevos marcos regulatorios, que cada vez son mayores. No se podía predecir que en el año 2025 seguiríamos teniendo una guerra en Europa; que la inestabilidad llegaría de nuevo a Oriente Medio; o que el presidente Trump arrasaría en unas presidenciales para un segundo mandato, tal y como se encontraba en los sondeos. Ese tipo de hitos inciden en la agenda política y regulatoria y, por tanto, en las empresas.
¿Y en temas concretos como tecnología, sostenibilidad, defensa, salud o vivienda?
En los últimos años tenemos tendencias muy marcadas, en sectores muy concretos. Yo diría que los relacionados con la digitalización e innovación tecnológica; la sostenibilidad y la energía; el sector de la seguridad y defensa, que es importantísimo; el tradicional sector de salud y farma; alimentación; movilidad; industria… También han surgido otros que están por regularse e impulsarse. En este 2025 no hay duda de que la vivienda y la seguridad integral serán dos de los principales asuntos de la agenda política y mediática en España.
¿Cuál es el mayor reto?
Desde el punto de vista de los servicios y de las unidades que trabajan en Asuntos Públicos y lobbying, creo que el reto principal es anticiparse. Tener un buen servicio de prospectiva, monitorización y análisis; ser capaces de detectar e identificar todo lo que venga de un determinado asunto, para tener agilidad en la toma de decisiones. Muchas veces nos encontramos con que hay una regulación que le afecta a una determinada empresa, pero la identifica cuando está en fase de enmiendas en el Congreso… y ahí se limitan mucho las opciones de actuación. Se ha demostrado que un servicio de Asuntos Públicos es efectivo y tiene sus resultados, que inciden de forma positiva en la cuenta de resultados de las compañías, pero que también ofrece beneficios a medio y largo plazo.
¿A qué crees que se debe su crecimiento?
Creo que se debe a distintos factores. Por un lado, creo que las empresas han sabido identificar que un servicio de Public Affairs es, sobre todo, efectivo. Considero también que la situación de incertidumbre e inestabilidad política provoca que las compañías estén más alerta sobre lo que sucede en el panorama político y regulatorio. Todo ello, sumado a que las compañías necesitan a profesionales que les ayuden a interpretar el panorama político, las normas y los tiempos parlamentarios, y conocer en detalle el funcionamiento de las distintas administraciones para marcar una estrategia de influencia, ya sea para generar posicionamiento, mitigar un impacto regulatorio o promover una iniciativa gubernamental o regulatoria que esté ligada con el desarrollo de negocio de esta.
¿Qué herramientas despuntan para medir resultados?
A la hora de comenzar un proyecto, creo que es vital hacer dos cosas sobre la evaluación de este: la primera es establecer unos KPIs, y la segunda es realizar un seguimiento continuo de evaluación y actualización. Herramientas y modelos hay tantos como tipos de proyectos. En este sentido, es importante que desliguemos trabajo cuantitativo, como podría ser cerrar un determinado número de reuniones de engagement, de cualitativo. En mi experiencia, considero que es un error siempre pensar en outcomes sobre cada acción, no así para una estrategia global, que tiene todo el sentido.
¿Qué áreas crees que necesitan un mayor esfuerzo para crecer y en qué puede contribuir el legislador?
En los próximos años tenemos muchos retos por delante. En Europa, Von der Leyen ya anunció el año pasado cuáles serían sus orientaciones políticas para el periodo 2024-2029. Este mes, la Comisión anunciará su plan de trabajo para este año. En clave nacional, el Gobierno en este primer trimestre del año dará a conocer su Plan Anual Normativo para este ejercicio. A ello se suma la incidencia de los acontecimientos que vengan de la política internacional, que nos van a incidir y van a obligar a los decisores a tomar decisiones importantes. Estoy pensando, por ejemplo, en el asunto del gasto en defensa por parte de los miembros de la OTAN. En definitiva, debemos estar muy atentos. No obstante, los sectores que experimentarán un crecimiento son aquellos que están sujetos a mayor regulación, ya que la complejidad normativa necesita una constante monitorización, gestión de riesgos y estrategia de incidencia pública. También en los que esté muy presente la colaboración público-privada.
¿Qué debe hacer España para abrirse más caminos en la Unión Europea?
En mi opinión, España es un actor importante dentro de las instituciones comunitarias, teniendo en cuenta que no somos socios fundadores. Somos el cuarto país más grande y, en términos de PIB, somos una de las economías más importantes. Este 2025, se predice que España crezca por encima del resto de países de la zona. Y en cuanto a influencia, estamos representados en diferentes instituciones y organismos: la responsable de Competencia, Transición Ecológica y la vicepresidencia Ejecutiva de la Comisión Europea es española; como también lo es la presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI); y el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). Acaba de terminar el mandato un español como alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, con rango de vicepresidente de la Comisión. Todas son responsabilidades muy importantes.
¿Y frente al euroescepticismo?
Si algo tienen en común los dos principales partidos políticos de España es su postura europeísta, habiendo trabajado activamente por una Europa más unida y fuerte. Sin embargo, la clave estará en el rol que España pueda desempeñar en un momento en el que Europa se enfrenta a un creciente euroescepticismo. A medida que los movimientos euroescépticos ganan terreno en varios países, España se encuentra en una posición estratégica para influir en el futuro de la integración europea.
España y Estados Unidos. ¿Qué deben saber las empresas?
Todavía está por verse cómo avanzan todas las iniciativas y anuncios que Donald Trump ya ha puesto en marcha, así como su impacto en Europa y el resto del mundo. El reto, hacia ambos lados, es el impacto de la política internacional de los próximos meses, que va a ser lo que marque la agenda. En mi opinión, con todas las órdenes ejecutivas y anuncios de esta nueva Administración estadounidense, las instituciones europeas están expectantes. Mi recomendación para las empresas es que se adapten rápidamente a los contextos regulatorios locales, fomenten las relaciones con policymakers, y que lleven una buena estrategia consolidada de influencia y de relaciones tanto con decisores públicos como la industria o sector para un determinado periodo de tiempo.
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