ROURES HACE UNA PELÍCULA SOBRE MAZÓN

Al presidente valenciano dan ganas de defenderlo no por sus hechos, sino por quienes han salido de sus tumbas olfateando carroña. Y entre esa cabalgata de monstruos, no podía faltar el jefe de la Santa Compaña ‘progreta’, el que se hizo rico militando y, de paso, jodiendo vidas ajenas. Porque la revolución, con pelas, mola más.

Publicidad
Cargando…
Publicidad no disponible

Podría ser una broma pero no lo es. Jaume Roures, desaparecido (con la cuenta corriente repleta, eso sí) tras ser defenestrado por su exsocio Tatxo Benet ha pedida de los chinos, nuevos dueños de Mediapro, ha reaparecido para amagar con una película “de ficción” sobre Carlos Mazón. Y uno se pregunta por qué este monstruo de la naturaleza, experto en salir ganando siempre bajo la sombra del Poder, sale por estas peteneras.

¿Una película sobre Mazón? ¿Propagandística de color de rosa, quizá, como aquella que le pagó a Podemos en su momento? Seguro que no. Aunque con Roures nunca se sabe. Al fin y al cabo, un tipo de la ORT no tuvo empacho en entenderse con uno de Fuerza Nueva como Javier Tebas, con tal de ganar dinero a mansalva. Ya es bastante curioso, por cierto, que uno acabara apadrinando a la banda de Iglesias y otro hiciera lo propio con la de los Ariza.

Pensábamos que Roures se había retirado a su mansión serrana, pero el sujeto tenía que salir de su ostracismo para hacer de las suyas. Esa frase suya, tan suficiente, de “yo no trabajo, milito” vuelve a resonar entre los que han conocido a uno de los individuos más nefastos de la historia reciente de España. Sujeto opaco y adorado por aquellos que le bailaban el agua -y que tanto han aprendido de él a la hora de dar discursos y hacer lo contrario-, este rico con ínfulas de Lenin de guardarropía, caja de traumas que habría hecho las delicias de Sigmund Freund, sólo se define por el odio y por el amor a la pasta.

Si de hacer películas se trata, bien podría comenzar por una sobre la de su propia vida. “De ficción”, por supuesto. Y ahí, habría cabida para episodios tan bonitos como su ascenso, y el por qué del mismo, en TV3; cómo y bajo qué protecciones construyó el emporio Mediapro; su papel como guardia de corps del independentismo catalán más rancio y burgués; el apoyo a una tropa que le doraba la píldora que, supuestamente, iba a cambiar España y lo más productivo que hicieron fue construir una vida en la que también militan, no trabajan, desde urbanizaciones de lujo y detalle, cuentas corrientes bien nutridas, medios subvencionados y colegios privados para sus vástagos.

En esa película, por supuesto, no podría faltar una mención, a cómo se rompió su amistad -que rima con sociedad- con Tatxo Benet. Ni una escena en la que nuestro protagonista entra en ataque de nervios pensando que la Guardia Civil iba a detenerle por articularse como la trama mediática del golpe ‘indepe’ de 2017. Incluso habría que ver cómo el personaje, con apoyo gubernamental, montaba un periódico de corte radical mientras era socio de una televisión creada para ejercer como altavoz del zapaterismo, para después acabar cerrando el chiringuito mientras se pegaba la vida padre en los Óscar. Como es ficción, también habría que incluir esa secuencia en la que algunos redactores, sabiendo que se van a la puta calle, aseguran que si el editor vendiese cierto cuadro de su propiedad particular, que podría asumir el agujero negro de su gestión. Y, por supuesto, en la siguiente secuencia mostrarían el cuadro, a día de hoy, colgado en el mismo sitio porque el sujeto, al que se le presumiría en base a sus ideas un cierto sentido de la justicia social, decidió echar el cierre para luego, en una maniobra de las suyas, hacerse con la marca por la puerta de atrás.

La verdad es que sí, que esa película sobre Roures sería mucho más interesante que la de alguien como Carlos Mazón. Ahora, sin embargo, pregúntese por qué a pesar de que cierta izquierda se muestra muy combativa en algunas cuestiones, nunca jamás ha cuestionado -pese a haberle dañado en lo personal y en lo profesional- a semejante individuo. La ‘omertá’, como siempre. Y es que un filme sobre Roures supondría indagar en lo más pútrido de los cuarenta últimos años de la historia de España.

Seguiremos Informando…

Publicidad
Cargando…
Publicidad no disponible
Publicidad
Cargando…
Publicidad no disponible
Salir de la versión móvil