Las grandes cabeceras nacionales de prensa escrita se encuentran inmersas en una reconversión muy traumática para poder adaptarse a los nuevos tiempos. La crisis azota al país en general pero los medios, con el encareciento del papel y la caída de la publicidad, están sufriendo más, si cabe, las consecuencias. Hasta hace tres años los periódicos tenían grandes Redacciones con periodistas especializados en las diferentes secciones, cada departamento estaba compuesto una media de tres redactores que sabían desenvolver el mismo trabajo con el fin de cubrir todos los turnos y noticias.
Los recortes, los sucesivos EREs y los ajustes de plantilla han hecho que periódicos como ‘El País’, ‘El Mundo’, ‘La Razón’ o ‘ABC’ tengan sus Redacciones bajo mínos. Los periodistas especializados casi han desaparecido y los que se mantienen han dejado de ser expertos de ciertos temas para convertirse en los llamados ‘periodistas orquesta’ que lo mismo informan sobre un asunto que cuelgan una información en intet.
Al trauma de ver marcharse a sus compañeros, día a día, se une una desazón de la que, ser políticamente incorrecta, nadie habla. Los que se quedan parece que no tienen derecho a la queja pero, aunque se les suponga privilegiados, llevan una gran carga emocional y profesional.
El trabajo de cada compañero que sale recae sobre ellos, los que tristemente restan para las empresas en su caso suman en forma de un notable aumento de trabajo. Cada día, han de cubrir las ruedas de prensa, ir corriendo a sus puestos de trabajo y preparar el tema para la edición digital que después adaptarán para darlo en el papel. Además, se encuentran con la necesidad de cubrir secciones enteras, una media de tres páginas diarias, con la vista puesta en la ilusión de un día de descanso pero, para eso, han de dejar hechas todas las páginas que se publicaran esos días.
Por supuesto, nunca deben dejar de mirar el teléfono, mientras ‘descansan’, ya que puede darse una crisis y su experiencia (y responsabilidad) les obliga a solucionar el entuerto. En este escenario falta la consabida colaboración con los numerosos suplementos de los periódicos que hacen, en muchos casos, salvo las publicaciones externas, los mismos periodistas que cubren el día a día. Y, supuesto, sin contar con los que se ven obligados a ir de tertulia en tertulia para dar cobertura a sus respectivos medios, ya sean ‘ABC’, ‘La Razón’, ‘El País’ o ‘El Mundo’, quienes suman para sus cabeceras, en forma de publicidad gratuita, pero restan para unos compañeros que han de asumir sus labores.
Hoy en día, los periodistas especializados han dado paso a los becarios, con todos los respetos, que luchan sacar noticias en un mundo complicado en el que se les suelta a su suerte con la clara consigna de ‘búscate la vida’ para hacer el trabajo y bien. Se hartan de oír la frase: ‘Quien es periodista lo es las 24 horas del día y los siete días de la semana’.
Los periodistas ‘veteranos’, que milagrosamente se mantienen, son los encargados de enseñar y capitanear a las nuevas generaciones al tiempo que realizan su trabajo en solitario, al frente de las secciones, viéndose obligados a cubrir las Ruedas de Prensa, redactar las noticas, editar, enseñar, corregir y, de paso, adelantar las informaciones para el día que consigan tomarse un respiro, supuesto sin desconectar, y descansar.
Esta es la realidad de las nuevas Redacciones donde la especialización de antaño ha dado paso a un nuevo modelo de periodista que debe saber de todo y hacer de todo.
Seguiremos Informando…