Los dos principales periódicos de España son el mejor ejemplo de la decadencia de un sector que completará seis años de crisis. El desplome de la publicidad, las ventas y una falta de modelo alternativo les deja en la peor situación económica de su historia. La semana pasada Unidad Editorial temía la viabilidad de la compañía tras el rechazo de sus comités del acuerdo para recortar costes, mientras que Prisa tiene hipotecado ‘El País’ a los bancos españoles y sin ningún plan de futuro que les saque de la quiebra técnica durante los próxos meses.
‘El Mundo’ está en venta, pero el problema es que a excepción de los bancos liderados Moncloa, nadie quiere comprar Unidad Editorial. La semana pasada la asamblea de los trabajadores rechazaba el paquete de recortes con valor de 13 millones de euros, paralizando la ampliación de capital de su dueño RCS Mediagroup que en teoría le entregaría a la compañía, la liquidez y el respiro necesario para funcionar con lo que queda del año.
Dentro del grupo la situación es compleja y en privado los gestores reconocen que si no llega esta inyección Unidad Editorial tendrá serios problemas para llegar a fin de mes y pagar a sus proveedores, incluidos los salarios de su plantilla. Cada día que pase sin tener claridad respecto de esta asfixiante situación, es un paso más que se da hacia el precipicio de un Grupo que tiene pocas soluciones para sobrevivir en lo que queda de año.
En el caso de ‘El País’, el único diario que supera a ‘El Mundo’ en difusión y en tirada, la situación es silar. El Grupo Prisa, editor de la cabecera, debe 3.500 millones de euros a los bancos y su capital está repartido entre fondos de inversión y bancos españoles, que han canjeado deuda capital. ‘El País‘ es una de las garantías financieras que ha puesto Juan Luis Cebrián para garantizar la operación. ‘El País’, uno de los diarios más tantes de habla hispana, es tanto un activo de la banca y como tal está a merced de los vaivenes financieros.
El diario probablemente cierre este año con pérdidas segundo año consecutivo y con una brutal e parable caída de ingresos. Al igual que ‘El Mundo’ sin un modelo digital y sin nuevos ingresos que puedan mitigar sus paupérras cuentas de resultados. Y ya no estamos hablando de que el papel ha muerto, el que ha muerto es el modelo de negocio de estos dos grandes diarios, que jugaron a ser actores políticos y que murieron presa de superestructuras que no pudieron reducir a tiempo.
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