Durante años ha sido considerado uno de los grandes fotoperiodistas de nuestro tiempo. Sus instantáneas han ocupado las portadas de medio mundo y su famosa fotografía de la niña afgana de la portada del National Geographic le lanzó a la fama. Sin embargo, la extensa trayectoria de Steve McCurry se ha visto salpicada por el escándalo al descubrirse algunas imágenes manipuladas. Fue su homólogo italiano, Paolo Viglione quien descubrió en una de las fotografías de su colección sobre Cuba que a uno de los personajes inmortalizados, le faltaba un pie y en su lugar había un segmento de una señal de tráfico.
Tras compartirlo en su blog, saltaron las alarmas y fueron muchos los editores gráficos que comenzaron a rebuscar en el portfolio de Steve McCurry, descubriendo que había muchos más ejemplos. Imágenes en las que habían desaparecido niños, se habían añadido elementos o se habían intensificado los colores en un alarde de encontrar esa fotografía perfecta, aunque sea a golpe de Photoshop. El fotógrafo salió del paso de esas acusaciones responsabilizando a uno de sus ayudantes, al que ya había despedido además de retirar las fotografías de la agencia Magnum, a la que pertenece desde 1986 y de su propia web.
Por su parte, la profesión al completo ha mostrado su indignación ante los retoques de las fotografías de Steve McCurry, criticando duramente la actitud del fotógrafo, que se excusó en una entrevista a la revista Time que no todo su trabajo se enmarca en el género del fotoperiodismo. “Tomo mis imágenes con un sentido estético y de la composición (…) no soy un fotoperiodista, sino un contador de historias”. Un argumento que no convence a los miembros de la National Press Photogaphers Association, que creen que no importa si el trabajo de McCurry es de carácter personal o para ser publicado en un medio: siempre debe adecuarse a un código ético que él presuntamente no ha respetado.
Y en medio de esta tormenta, Steve McCurry acaba de inaugurar una exposición en la ciudad canadiense de Montreal. Momento en que los periodistas presentes quisieron conocer su opinión sobre las acusaciones de manipulación. “El Photoshop es una herramienta para corregir el color o cambiar una sombra y obviamente todo el mundo lo hace” comentó el fotógrafo, “pero no se puede utilizar para cambiar algún error que aparezca en la imagen”. Unas palabras poco convincentes si nos remetimos a las pruebas y al trabajo del estadounidense, que ha decidido cerrar el blog donde aparecían algunas de sus fotografías más famosas.
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