Antonio Asensio, Alfonso Gallardo, Francisco Matosas, Juan Luis Cebrián e Ignacio Polanco ¿Qué hacían estos reputados hombres de negocios en un solo despacho, una cálida tarde de julio? Pues acordar el fin de las negociaciones de Gallardo la compra del Grupo Zeta. En esta reunión se acordó definitivamente que el empresario asturiano no iba a el Grupo catalán, bajo la atenta mirada de la plana mayor de Prisa. Con esto se confirman dos cosas: la prera, que Cebrián supervisó la operación en todo momento; y la segunda, que Prisa nunca confió en las cuentas de Zeta.
La venta de Zeta se frustró la poca fiabilidad financiera del Grupo, la negativa de Antonio Asensio de poner en marcha un ERE, pero también la oposición de Prisa a la operación. Por todo el mercado era conocido, el asesoramiento que Prisa estaba dando a Gallardo en la operación y que era muy probable que Prisa pasase a gestionar indirectamente los activos presos del grupo. Pero lo que no sabíamos era el nivel de plicación que la cúpula del Grupo tenía en los negocios de Gallardo.
Una plicación que según hemos sabido era al máxo nivel. Las informaciones llegadas hasta prnoticias indican que el propio Juan Luis Cebrián e Ignacio Polanco estuvieron en la reunión que cerró todas las puertas a la compra de Gallardo y que incluso desde Prisa surgió el consejo al empresario extremeño para que no comprara. Y es que Gallardo viejo amigo de Prisa después de comprarle sus diarios andaluces confía plenamente en el análisis de este Grupo, y el consejo de no compra fue la puntilla para que cancelara toda la operación. Así nos lo han contado y así os lo transmitos.
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