El día anterior habíamos estado todo el día distribuyendo la ayuda que enviaba Mano a Mano a Cáritas y al Padre Manuel Ruiz. Hoy teníamos que ir al aeropuerto para comprobar la carga que había llegado la noche en ese vuelo procedente de España y con Iberia. Además del despacho de aduanas de este últo cargamento, teníamos que comprobar qué material había quedado en los almacenes de Iberia en Las Américas para solicitar el camión.
Volvemos a montarnos en el coche prestado y nos dirigos a la zona de almacenes que el Aeropuerto Internacional de las Américas tiene colindante con las pistas. Tras pasar el habitual chequeo aduanero, volvemos a encontrarnos con José Traverso que nos indica cuánta cantidad había llegado esa noche. Vuelta a contabilizarla y a pasar el Vista y el Administrador de Aduanas.
Empezamos a tener problemas. Enrique de la Fuente no consigue contactar con Cáritas en Puerto Príncipe para indicarles que les llevaremos cargamento, ni tampoco con Cruz Roja, que durante los días posteriores al seísmo habían coordinado camiones para optizar los viajes. Un representante de Cruz Roja Dominicana nos dice que Cruz Roja Española se había marchado y que no quedaba nadie. No podemos contar con sus camiones y las reservas económicas de Mano a Mano empiezan a menguar. Llevan mes y medio fletando camiones y viven de las cuotas de los socios.
De la Fuente es un hombre pegado al teléfono, mientras José Luis Díaz encarga de comprobar, vía email, cuánta más carga llega esa noche y las siguientes para tener previsión para el transte carretera.
Tras varios intentos fallidos de conseguir un camión gratuito, finalmente optamos alquilar los servicios del sindicato del aeropuerto. Por 1050 dólares lo llevarán hasta Puerto Príncipe. Volvemos a llamar a Cáritas para ver si podemos compartir el precio del camión y tras una dura negociación entre Enrique De la Fuente y el Padre Gautreau el precio del transte correrá a cargo de las dos organizaciones.
Esperamos a que llegue el camión contratado. Horas después (tiempo que aprovechamos para seleccionar lo que irá a la congregación redentorista de Haití y a las hermanas de la Caridad de Barahona) establecemos el plan de viaje para Haití.
En un principio teníamos pensado ir hasta el pueblo de Pedernales, cercano a Haití y con puerto propio, pero como el cargamento destinado a esa parroquia irá finalmente a Puerto Príncipe evitamos desviarnos mucho que las carreteras son bastante deficientes. Prero pasaremos San Cristóbal para luego dirigirnos a Janí pasando Baní, Azúa y Barahona.
Como son más de 5 horas de viaje y la frontera la cierran a las 19 horas, decidos no esperar al camión y José Traverso nos asegura que él se encarga de que todo salga bien. Empieza el viaje hacia Haití.
Con un calor sofocante y a pleno sol nos ponemos en ruta para poder llegar antes del cierre de la frontera. Preparamos las mascarillas y los pasates mientras vamos grabando el interior de la isla de La Española. Llama la atención que no exista información sobre el camino a seguir salvo una breve indicación a la salida de los pueblos que cruzamos. Gracias a la memoria del conductor no nos perdemos y vamos buen camino.
Una vez pasado San Cristóbal, empezamos a ver puestos de control del Ejército. José Luis Díaz nos dice que sólo paran a la entrada para comprobar que no ‘se cuela’ ningún haitiano sin papeles. A la vuelta lo comprobaremos en persona.
El calor cada vez se hace más insotable hasta el punto de no notar el aire acondicionado del coche. No nos decidos si abriendo las ventanillas entraría más frescor o más calor. Conseguos hacer el viaje más ameno gracias a José Luis que nos cuenta historias sobre el origen de algunas palabras y de su vida como Gerente de Iberia en Colombia.
Tras más de 5 horas en el coche conseguos llegar a Janí, principal pueblo fronterizo con Haití y la ruta más corta desde Santo Domingo. Enrique y José Luis nos dicen que tenemos que parar en el hospital del pueblo que tienen un cargamento de medicamentos especiales que entregar allí.
El hospital de Janí atendió durante los preros días a más de 1.800 personas afectadas el seísmo. Llama la atención cómo en unas instalaciones tan deficitarias han conseguido salvar la vida a alguien que llegó mutilado y con graves heridas. Mano a Mano se comprometió a llevarles cierto tipo de medicación y así lo hacen. Otra vez, la entrega se hace a mano. Calmantes, antibióticos, antidiarréicos y fármacos contra las alergias donados farmacéuticos y hospitales españoles son entregados al director del Hospital.
Un médico nos indica un colmado donde podemos comer algo. Sedientos nos preparamos un sándwich y nos ponemos en ruta. Aún tenemos que pasar la frontera y llegar de día a Puerto Príncipe.
Seguiremos informando…
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