En la Tierra a domingo, diciembre 22, 2024

Más sobre lo de Companys y la Reconciliación

Tengo 23 años y acabo de terminar la Licenciatura en Historia Contemánea y ya estoy trabajando en la tesis doctoral que me he propuesto y me han aprobado: La Reconciliación de las Españas y los españoles.

Esto me ha obligado a seguir de cerca, viendo y leyendo, todo lo que en estos días han dado los Medios de Comunicación sobre la “Fiesta Nacional” que ha organizado el Ministro Bono, con una polémica participación de un militar participante en la División Azul y otro en la toma de París, o sea un falangista y un republicano, y sobre el homenaje al que fuera Presidente de la Generalitat, Don Lluys Companys, y que acabó siendo fusilado el Régen de Franco.

 

Mire usted, ni estoy a favor ni en contra de los nacionales o  los “rojos”, para mí, todo aquello, lo del 1936 – 1939, es pura historia y así lo estoy tratando.

 

Para mí, como para tanta gente que no conocos aquello, lo tante no es lo que hicieron unos y otros. Lo tante es que todo aquello fue superado tras la muerte de Franco, la llegada de la Monarquía, la Constitución de 1978… y la “reconciliación” de todos. Y “reconciliación”, que no lo olvide nadie, es olvido del pasado y proyectos de futuro. Aunque es verdad que los pueblos que olvidan su Historia están condenados a vivirla de nuevo.

 

Pero, no es de esto de lo que quiero hablar. Yo quiero contar hoy, prera vez, la historia de mi familia y  cómo se vivió en mi casa la “reconciliación” de la Guerra Civil. Y le cuento:

 

Mi abuelo, parte de padre, fue un gran periodista en tiempos de la Dictadura de Pro de Rivera, tanto que llegó a dirigir varias publicaciones de carácter nacional e incluso Gobernador Civil de una provincia. Eso, el ser de derechas, le costó ser perseguido la II República y condenado casi al hambre. Naturalmente cuando llegó el momento del Alzamiento, mi abuelo estuvo entre los plicados de Madrid y tal peligro vio que pocos días antes de que estallara aquello, llevó a su mujer y a sus tres hijos, entre ellos mi padre, que también sería periodista, al pueblo aragonés de sus antepasados. El día 18 de julio estuvo entre los sublevados y luchó en el interior del Cuartel de la Montaña. Por fortuna, aunque herido, consiguió salir de la barbarie que acompañó la toma del cuartel y pudo refugiarse en casa de unos amigos que vivían en el barrio de Salamanca. Pocos días después, y no comprometer a aquella familia, quiso refugiarse en una embajada y cuando ya de noche se dirigía a su destino fue apresado en una redada de milicianos en la calle de Goya y metido a la fuerza en una furgoneta para conducirle a la Cárcel Modelo. Pero, al pasar la Plaza de Bilbao otros milicianos asaltaron la furgoneta y sin más dieron muerte a los seis o siete detenidos…. y no sólo muerte, sino que se ensañaron con los cadáveres, que acabaron descuartizados y arrastrados las calles. De todo ello se enteraron mi padre y mis tíos al terminar la guerra, tres años más tarde, pues dedicaron meses a averiguar lo que había pasado con mi abuelo.

 

Esto en la España roja o republicana, o como se la quiera llamar.

 

Ahora vayamos a mis otros abuelos, los padres de mi madre. Mis abuelos eran y vivían en un pueblo de Jaén. Y como no eran ricos, sino todo lo contrario, y eran de izquierdas, concretamente de la UGT, se opusieron a la sublevación y quisieron ganar el pueblo para la causa. Pero, las cosas no salieron bien el pueblo quedó (aunque pocos días) en poder de los ricos y las derechas. La noche del 20 de julio se presentó en su casa un grupo de aquellos “nacionales” y sin más apalearon prero y luego fusilaron a mis abuelos, con una agravante, que a mi pobre abuela la violaron todos ante la presencia de mi abuelo todavía vivo. Mi madre escapó de milagro, que al oír los preros tiros se la llevó una vecina y la escondió.

 

Y año más tarde se casan mi padre y mi madre, con esos antecedentes y esos recuerdos, y nacemos nosotros. ¿Se agina usted, señor Director, lo que era la Guerra Civil en mi casa? Pues, le tengo que decir que mis padres lo resolvieron fenomenalmente, que ambos se pusieron no hablar jamás de la Guerra y así fue: en mi casa jamás se habló de la Guerra. ¡Eso sí que fue una reconciliación! La reconciliación que un país dividido y enfrentado a muerte tiene que buscar. Recordar “aquello”, sea a favor o en contra, es un mal asunto, que si tú sacas tus muertos, yo saco los míos. Así que dejemos el pasado en paz y dejémonos de homenajes y miremos el fututo. El pasado, nuestro pasado, el de muchos años e incluso siglos, no es buen tema de recuerdo.

 

 

Le saluda

                                                                                                        

Gabriel Alomar

 

 

 

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