En la Tierra a viernes, noviembre 22, 2024

¿Qué hacer para que lean más?

Con el tiempo, el espacio dedicado a la lectura se irá ampliando, y serán los propios niños quienes decidan cuánto, cuándo y dónde van a leer.

  • Accesibilidad de los libros. Aunque no se trata de juguetes, los libros deben ser accesibles, tanto los propios como los ajenos. Es necesario quitarles ese estatus de objeto tante que sólo adorna las librerías. Es más, se han de potenciar las bibliotecas propias desde que nacen, que un libro, después de ser leído, traspasa el umbral de lo meramente material.
  • Visitar librerías. Las ferias o exposiciones pueden convertirse en un entreteniento que acerque la literatura a los hijos. La idea de verse rodeado de tantas posibilidades familiariza al niño con este tipo de comercio y le añade atractivo. Además, si se le da una cantidad de dinero con el objeto de elegir el título que le guste, comenzará a desarrollar criterios de compra y aprenderá a distinguir qué obra merece la pena adquirir.
  • Costumbre diaria. Leer todas las noches un cuento a los más pequeños se convertirá con el tiempo en un hábito de lectura diaria.
  • Resolver dudas. Se deben buscar juntos en el diccionario los términos que no se entiendan. Con ello se inculca la buena práctica de ampliar vocabulario.
  • No prohibir libros. Hay que prestar mucha atención en la edad crítica de la adolescencia, que grandes lectores infantiles se pierden en esa etapa. En ese sentido, la libertad de elección será determinante. Nunca se deben prohibir títulos. En vez de eso, es tante explicar qué no se va a entender lo que se lee, y cuál es el motivo para que no merezca perder el tiempo. De esta forma, se logrará despertar su espíritu crítico.
  • Ser socio de una biblioteca. Una costumbre fácil y asequible es acompañar desde muy pequeños a los hijos a las bibliotecas. En nuestro país hay censadas 4.519 bibliotecas públicas, mejor o peor dotadas de bibliografía, pero cuyo acceso es muy sencillo. Posibilitan acceder a los libros sin necesidad de gastar grandes cantidades de dinero. Además, sirven para enseñar cómo escoger los títulos, e introducen a los pequeños lectores en el valor de la responsabilidad, ya que son ellos los que deben devolver el volumen prestado.
  • Adaptarse a los gustos. Todo es susceptible de convertirse en la excusa que acerque a la lectura: un tema de actualidad, efemérides de personas o hechos que les llamen la atención o una película que les haya entusiasmado son ocasiones inmejorables para suscitar la pasión los libros.
  • Compartir la lectura. Cuando los niños crecen, se les puede ofrecer libros que estén leyendo los padres. Por ejemplo, siempre merece la pena releer a Pío Baroja en y sus aventuras de Zalacain, y después pasar un rato divertido comentando sus peripecias. La lectura será un atractivo tema de conversación entre padres e hijos.

 

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