En la Tierra a viernes, octubre 4, 2024

Miguel Benavent de B.

Y, lo que es peor –me comentaba el mismo periodista la plúmbea insistencia telefónica de una profesional de las RRPP instándole a publicarla e insistiendo que, una vez lo hiciera, le remitiera fax la noticia. El periodista, sin ganas de explicarle qué quiere decir Sección de Economía, qué tipo de noticias tratan en esa sección o cómo trabajan los periodistas y el poco tiempo de que disponen, optó ignorar las llamadas y hacerse el firme propósito de no volver a atender a este tipo de profesionales que requirieran su atención. Por fortuna, su actitud cambió solo con esa profesional de la sartén. Y, permitidme la ironía, supongo que compró una papelera más grande para arrojar en ella las casi 400 notas de prensa infumables que, afirmaba, recibía diariamente. Evidentemente, esa falta de profesionalidad redunda negativamente en nosotros los profesionales de la comunicación.

 

Esta es una anécdota que se repite demasiado frecuentemente en nuestro sector. Porque, señores míos, un diario de economía es un medio de economía y, como tal, tiene diferentes secciones, como Finanzas, Bolsa, Empresa, Internacional, Management, Laboral, Legal, etc. Seguramente ninguna sección trata sobre revestientos antiadherentes. Pero nuestro trabajo es conocer los medios, saber quién escribe en ellos y, sobre todo, qué tipo de información tratan. Antes convendría leer y conocer bien los medios, aunque sea para no molestar al periodista que los escribe.

 

Como te ven, te tratan

 

Seguramente la desafortunada colega del revestiento antiadherente tenía la presión de su cliente para lograr la publicación en ese medio y sección. Lo que está claro es que no tuvo el criterio suficiente para explicarle a su cliente o jefe que esa información no podía jamás interesar a una sección de Economía como aquella. Y aunque me repita, a veces hay que tener el valor de contradecir o decir no a ciertas tareas posibles. Porque nuestro cliente no paga solo a una persona enviar notas de prensa más o menos correctamente redactadas (lo podría hacer incluso su secretaria personal, con todo respeto). Valora nuestro criterio profesional para saber si una información es o no noticia y en qué medios y secciones puede ser recogida como tal. Es más, con una cierta experiencia deberíamos ser capaces de prever cuál será el tratamiento que le darán a la información en función del medio y periodista que la reciba. Y honestamente, aunque es de nuevo harina de otro costal, esto tiene su justo precio y su lógica recompensa para nuestro cliente.

 

El abogado no dicta sentencia

 

Tal vez ejemplos como este últo refuerzan una consigna que sigo desde mis inicios en esta profesión. Uno no puede comprometerse a que tal o cual noticia sea publicada en un medio determinado. Nosotros los profesionales de la Comunicación Corativa solo podemos señalar la estrategia más favorable a partir de la información disponible, seguir una metodología rigurosa basada en el profundo conociento de los medios y esperar que todo ello genere interés en el periodista. En el fondo, nosotros hacemos como los abogados ante un caso: aplicar la ley correcta, seguir el mejor procediento legal, analizar y tratar de evitar al máxo los posibles riesgos para, al final, que sea el juez el que decida en su sentencia. Y, si los abogados no cobran resultados, nosotros tampoco deberíamos hacerlo. Pero para ello nuestro jefe o cliente debe entender bien el método y nuestra gestión. Si tuviéramos la garantía absoluta de publicar algo en un día, medio y sección concreta, seríamos publicitarios. Y aunque están en mi memoria, no mencionaré algunos clientes para los que he trabajado, a los que les incomodaba mi rigurosidad a la hora de seleccionar y/o pasar información a los medios. Con el tiempo quizás estos clientes se dieron cuenta que siempre busco lo más efectivo y rentable para ellos y, que no admitirlo, para mi agen como profesional ante los periodistas.

 

Zapatero (con perdón) a tus zapatos ¿para qué sirve un zapato?

 

Cualquier persona de la calle tiene una opinión gratuita en el tema de los medios, así como sus propios miedos y tabúes al respecto. Pero cuando esa persona es nuestro jefe o cliente eso añade una cierta dificultad a nuestro trabajo como Dircom o consultor. De ahí la necesaria función docente en nuestra labor profesional. Hace unos años conocí a la Dircom de una gran compañía líder mundial del sector químico, que se desesperaba intentando explicar su trabajo a un comité directivo formado técnicos ingenieros y químicos. Y aun a pesar de la lógica ignorancia, todos tenían una opinión sobre cada medio y, lo que es peor, sobre cómo debería trabajar la responsable de prensa. Ni que decir tiene que el departamento de Prensa donde trabajaba estaba en los sótanos de la sede corativa, supongo que para evitar riesgos, es decir convenientemente aislado de la dinámica de la empresa. Al parecer, la Dircom era algo así como el enemigo en casa.

 

La próxa semana, la tercera parte del artículo…

 

 

 

 

 

 

 

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