El miércoles pasado el ex alcalde de Marbella, empresario de musical y conocido político de masas, había quedado en el despacho de su abogado Javier Saavedra para entrevistarse con el Alessandro Lequio al que ofreció unas declaraciones en exclusiva para la revista del corazón en la que el Conde colabora. No obstante, al salir del despacho se encontró a dos compañeros que esperaban al bronceado Ricky Martin de Ávila para preguntarle su periplo puertorriqueño…
El miércoles pasado el ex alcalde de Marbella, empresario de musical y conocido político de masas, había quedado en el despacho de su abogado Javier Saavedra para entrevistarse con el Alessandro Lequio al que ofreció unas declaraciones en exclusiva para la revista del corazón en la que el Conde colabora. No obstante, al salir del despacho se encontró a dos compañeros que esperaban al bronceado Ricky Martin de Ávila para preguntarle su periplo puertorriqueño…
Julián Muñoz, al ver a los periodistas, retrocedió sobre su marcha y volvió al despacho de Saavedra, pidiendo auxilio judicial para que le ayudasen a controlar a la horda de redactores (dos) que se le venía enca. En el momento salió un nutrido grupo de abogados (3) que cumplieron las peticiones de Julián “Gadget”.
Al mismo tiempo Julián dijo en voz alta, “esto no puede seguir así, si conseguos que estos indeseables nos digan sus nombres y de qué medios son, podremos demostrar el acoso al que me están sometiendo”. De esta manera, los abogados inquirieron a los compañeros para que a toda costa les diesen sus datos personales. Ante la negativa de los periodistas Julián pidió la mediación policial, armando un dispositivo digno del FBI.
La sorpresa de Julián fue mayúscula al ver como los policías le pedían que dejase en paz a los informadores ya que ellos hacían su trabajo en la calle donde la circulación es pública, lo que nadie les podía pedir sus datos, si no hacían nada fuera de la ley.
Lo realmente preocupante de este nuevo turbio asunto en que se ve involucrado al ex alcalde metido a inspector es que minutos después de conceder una entrevista para una revista rosa en la que trabaja Lequio y contar todos los menores de su viaje a Puerto Rico, reacciona de una manera totalmente desprocionada ante un grupo de periodistas que querían saber la misma información, aunque sin pagar ello.
Aún está fresca en la memoria el lamentable episodio en que Julián Muñoz estuvo apunto de agredir a una periodistas en el Aeropuerto de Barajas antes de embarcarse su periplo centroamericano, en que totalmente fuera de si, encaró e insultó a la profesional.
Si Julián Muñoz quiere alejarse de las pantallas debería ser más consecuente con sus actos y no dar entrevistas exclusivas a las mismas revistas a las que después culpa de sus constantes acosos.
