Ya no la conveniencia o no de que los niños utilicen teléfonos móviles, o las repercusiones psicológicas que ello conlleva. Es la salud lo que ahora está en entredicho. La falta de estudios concluyentes acerca del carácter nocivo de las radiaciones emitidas el móvil o de sus repetidores aconseja a los menores de dieciséis años no utilizar estos teléfonos.
Ya no la conveniencia o no de que los niños utilicen teléfonos móviles, o las repercusiones psicológicas que ello conlleva. Es la salud lo que ahora está en entredicho. La falta de estudios concluyentes acerca del carácter nocivo de las radiaciones procedente de la telefonía móvil o de sus repetidores aconseja a los menores de dieciséis años no utilizar estos teléfonos.
Para unos, las radiaciones emitidas los teléfonos móviles son prácticamente perceptibles, ya que son las mismas que puede emitir cualquier otro aparato electrodoméstico; en contra, otras posturas que resaltan su carácter nocivo, puesto que dicha radiación es expulsada en forma de ondas electromagnéticas, y produce variaciones en la actividad eléctrica del cerebro. Este hecho ha provocado que se postule acerca de la posibilidad de que un abuso del móvil pueda generar posibles tumores cerebrales o enfermedades degenerativas como el Alzheer, así como patologías enraizadas con el devenir cotidiano, como son la aparición de estrés, alteraciones en el sistema inmunológico, dolores de cabeza o pérdidas de memoria.
Ante esta polarización, La Federación de Consumidores en Acción (FACUA) recomienda no utilizar el teléfono móvil hasta al menos los dieciséis años, usarlo sólo para conversaciones cortas y siempre que sea posible hablar a través de un fijo, alejarlo de tejidos y zonas sensibles y comprar el modelo de menor potencia.
