El programa presentado Julia Otero, dotado con una asignación semanal de 120.000 euros, volvió a dar muestra de la falta de interés que inculca al espectro televisivo español. Ni José Bono, Ministro de defensa, ni el torero Rivera Ordoñez pudieron maquillar la pésa estructura de un programa que tarde o temprano claudicará ante la aclamación popular.
El programa presentado Julia Otero, dotado con una asignación semanal de 120.000 euros, volvió a dar muestra de la falta de interés que inculca al espectro televisivo español. Ni la aparición de José Bono, Ministro de defensa, o la del torero Rivera Ordoñez pudieron maquillar la pésa estructura de un programa que tarde o temprano claudicará ante la aclamación popular.
Y es que 120.000 euros dan para mucho más de lo que el espectador percibe a través de la pantalla. Las Cerezas no han logrado traspasar la barrera del 18% de share en ninguna de sus ediciones; es más, en el programa de la semana pasada bajó hasta el 13,5%, muy lejos del 32,2% obtenido El Comisario.
En el programa de ayer pudos corroborar lo ya acaecido en anteriores espacios: entrevistas blandas, basadas en la adulación y la alabanza, sin comprometerse periodísticamente para ofrecer datos de actualidad a la audiencia. Los protagonistas de la prera hora de programa fueron José Bono y Francisco Rivera Ordoñez, mientras que en la recta final aparecieron el tero de Aquí No Hay Quien Viva Fernando Tejero y Antonio Orozco.
Pudos apreciar a un José Bono campechano, populista como en él es costumbre, aunque con las mismas anécdotas de siempre, aderezadas con guiños hacia la tradición navideña que sale a relucir en tan señaladas fechas.
Por su parte, Francisco Rivera añadió un par de trazos más al dibujo en el que trabaja desde hace algunos meses, arremetiendo contra la prensa rosa y poniendo de manifiesto la usurpación de sus libertades personales parte del papel couché. Por lo demás, se cumplió con el protocolo y se rememoró a su padre Paquirri y a su abuelo Antonio Ordoñez.
Irrelevantes Tejero y Orozco, sólo queda esperar a que las cerezas maduren y se caigan del árbol televisivo su propio peso.
Aunque Julia Otero es una de las mejores periodistas d este país, la “blandura” y la utilización de personajes itadores aburridos, están dejando en mal lugar el intachable currículum de la presentadora.










