El liderazgo de la cadena de Paolo Vasile se sustenta en cuatro pilares fundamentales: crónica rosa, reality shows, series de ficción y late nights. De ellos, tres se encuentran en el ojo del huracán al cumplir los requisitos mínos para pertenecer a la denominada telebasura. La pregunta es obvia: sin estos contenidos, ¿seguiría siendo líder de audiencia?
El liderazgo de la cadena de Paolo Vasile se sustenta en cuatro pilares fundamentales: crónica rosa, reality shows, series de ficción y late nights. De ellos, tres se encuentran en el ojo del huracán al cumplir los requisitos mínos para pertenecer a la denominada telebasura. La pregunta es obvia: ¿sin estos contenidos, sería líder de audiencia?
Lo cierto es que la cadena saca petróleo del formato reality: Gran Hermano VI ha sido el programa de entreteniento más visto de 2004, con un promedio de 4.637.000 espectadores y un 29,9% de share. Además de las galas semanales y de El Debate de GH, dicho programa ha extendido sus redes sobre el resto de la programación diaria de la cadena.
Así, podemos encontrar resúmenes diarios en el magacine matutino Día a Día, en el que los productores no deben sufrir de estrés, ya que de las tres horas de duración del espacio, más de la mitad se rellena con tertulias y comentarios acerca del programa producido Endemol.
Lo mismo ocurre en los programas del cuore como Aquí Hay Tomate o Salsa Rosa y las Crónicas Marcianas de Sardá, a lo que hay que añadir el resumen diario emitido a partir de las cuatro y media. Para concluir, también podemos ver las desavenencias de los habitantes de Guadalix durante el magacine vespertino, A Tu Lado, a los que no parece preocupar la vigilancia orweliana a la que son sometidos el espectro televisivo.
Pero la influencia granhermaniana no termina aquí: los concursantes, una vez conclusa su participación en el concurso, comienzan una interminable ronda de programas en los que muestran sus encantos y contribuyen aún más a americanizar la televisión nacional con sus constantes enfrentamientos dialécticos y cruces de acusaciones.
En cuanto a la sección del corazón, no pocos han sido los enfrentamientos entre famosos y la cadena controlada los italianos: recordemos que el ex alcalde de Marbella y actual pareja de la tonadillera Isabel Pantoja Julián Muñoz pidió públicamente el cese de los comentarios hacia su persona vertidos en el programa Aquí hay Tomate, llegando incluso a reunirse con el consejero delegado de Telecinco, Paolo Vasile.
La metamorfosis producida en el programa de Sardá también merece ser analizada. El sucesor de Esta noche cruzamos el Mississippi se ha convertido en icono del mundo freak, donde se predestina el futuro de los personajes que en él participan: o se consolidan en el circo televisivo y son idolatrados como los antiguos gladiadores romanos o caen en el olvido irremediablemente, y con ellos sus esperanzas de vivir del non fare niente.
Los Serrano parecen salirse de esta tónica sensacionalista con su consolidación como la serie más vista con 6.891.000 espectadores y un 38,4% de cuota de pantalla, aunque su temática splificada con pinceladas de La tribu de los Brady parece algo manido.
Como conclusión, parece claro que los gustos televisivos de la audiencia se encuentran en el polo opuesto de lo que teóricamente debería ser la televisión: un órgano divulgador de la cultura, encargado de transmitir valores de solidaridad, respeto y superación a las generaciones venideras. Lo único que queda saber si la tan cacareada Ley de Regulación de los Contenidos en horario infantil terminará con ellos, aunque la respuesta de la audiencia frente al giro ideológico de la programación de TVE parece haber dictado sentencia.










